Viena, un oasis en medio de la crisis mundial de la vivienda

Viena posee un modelo de vivienda basado principalmente en arriendo y la viviendas de tipo social. Un 78% de los vieneses son arrendatarios, y de ellos más de la mitad lo hace en viviendas públicas de carácter social.

Por Joaquín Pérez

La crisis de la vivienda en países como Chile, donde el negocio inmobiliario domina a su ancho tanto el mercado de la vivienda como el desarrollo y planificación de nuestras ciudades, ha generado un creciente número de personas que no pueden acceder a este derecho social, generando una serie de problemas que otros países ya abordaron hace décadas, frenando la especulación, la bancarización y los desproporcionados valores de la compra de viviendas y el arriendo.

Uno de los ejemplos en esta materia son los que existen en la ciudad de Viena, actual capital de Austria y antiguamente capital del imperio Austrohúngaro, primera capital Europea en intervenir el mercado de la vivienda, poniendo límites al capital especulativo y garantizando este derecho para sus habitantes.

Edificio Karl Marx de Viena

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Viena La roja, la arquitectura al servicio del proletariado

La política de vivienda pública en Viena empezó en 1920 y tuvo que ver con la regulación del alquiler. Se introdujo un control de rentas, así que los propietarios no podían sacar mucho beneficio del alquiler. El precio del suelo colapsó, lo que permitió a la ciudad comprar terrenos a precios muy bajos y ahí empezaron a construir viviendas públicas. El debate no es si necesitamos control de alquileres o vivienda social: hay consenso en que ambos son necesarios.

La Primera República Austriaca (1918-1934) pensó "en mejorar la calidad de vida de la clase obrera", la primera medida implementada fue introducir un control al valor de los arriendos, permitiendo que el precio del valor del suelo bajara, a la ciudad comprar terrenos a precios más bajos e iniciar un plan de construcción de grandes edificios destinados a viviendas que ofrecieran a sus ocupantes buenas condiciones de vida y que fueran asequibles al salario de una familia proletaria. Las viviendas sociales eran ciudades independientes dentro de la ciudad, nacía así lo que se conocería como "Viena la Roja". En este contexto, se llevaron a cabo una serie de construcciones siguiendo en su mayoría estructuras en bloque: una gran puerta de entrada conducía, generalmente, a un patio ajardinado, desde el que se accedía a las escaleras y viviendas privadas. Por lo general estos complejos contaban también con piscina, supermercado, lavandería o guardería, a estos edificios los austriacos los denominan "Hof", el primero de ellos, el "Metzleinstalerhof", se construyó en 1926 en el 90-98 de Margaretengürtel, distrito 5 de Viena.

Viena, edificio Karl Marx, I República

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Estos "Hof" tenían además influencias estéticas vanguardistas, un símbolo de este periodo fue el edificio Karl-Marx en el barrio de Heiligenstadt en el distrito 19 de Viena, construido entre 1927-1930, con 1.272 viviendas y una superficie total de 156.000 metros cuadrados, en su interior hoy existe un museo a la vivienda social, donde antiguamente funcionaba la lavandería.

Esta política de construcción de viviendas obreras en Viena fue abandonada durante el periodo nazi, pero retomada inmediatamente tras la derrota de nazi fascismo en Europa, la cual se ha mantenido hasta el día de hoy en forma ininterrumpida por ya casi de 8 décadas.

Sin duda, mantener esta política social de viviendas es mucho más difícil en estos días. A la tradicional demanda y alza de costos de cualquier ciudad capital de un Estado, Viena suma es ser una ciudad con una muy alta demanda turística, que en otras capitales europeas ha alterado violentamente el valor de arriendo y compra de viviendas.

Pero el turismo masivo no es la única presión para este modelo de vivienda, en esta histórica ciudad a orillas de Danubio, su área metropolitana, de unos tres millones de habitantes, ha visto desde el 2005 a la fecha un alto incremento poblacional del 21%, debido a la migración, cuatro de cada diez de sus habitantes de Viena hoy no son austríacos. A pesar de estos fenómenos, que sin duda afectan los cumplimientos o éxito del modelo de vivienda social, este aún resiste y goza aún de buena salud.

Para ello solo basta comparar el valor del metro cuadrado de suelo promedio para arriendo en Viena (9,9 euros) muy por debajo de ciudades como Madrid (18,6 euros) o Barcelona (19,3 euros).

Viena vista aérea edificio Karl Marx

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Protección al arrendatario

El arriendo de un departamento de 70 metros cuadrados te puede costar 500 euros mensuales (500 mil pesos chilenos). En Concepción, en la mayoría de los barrios, los valores ya son más altos que estos, y en nuestro país el salario mínimo es de 500 mil pesos a diferencia de Austria donde el salario mínimo legal es de 1500 euros y el sueldo promedio bordea los 4.200 euros.

El 78% de los residentes en la capital austriaca viven hoy en una vivienda arrendada, y de ellos, casi seis de cada diez lo hacen en viviendas públicas y de carácter social. La Ley de arriendo de viviendas vigente cuida mucho a los inquilinos, no limita el tiempo y regula el precio.

Para garantizar esta regulación del Estado existe un organismo: la Wiener Wohnen (Vivir en Viena), una empresa pública municipal que cuenta con 4.000 empleados y gestiona más de 223.000 departamentos y medio centenar de cooperativas de viviendas de lucro limitado, de las cuales dependen otras 182.000 viviendas de carácter social.  Más de medio millón de personas viven en estas viviendas de carácter social, con precios regulados y controlados.

Todo esto permite que en Viena los jóvenes no se queden a vivir para siempre con sus padres, que quienes lleguen como migrantes no sean hacinados con contratos abusivos, en definitiva garantiza libertad, dignidad y por sobre todo estabilidad a los habitantes de la ciudad, no hay fin a los contratos, la renovación del arriendo social es ilimitada.  Este marco tiene un consenso político muy amplio en Austria y el costo de estas políticas es apenas el 0,5% del presupuesto nacional.

Cualquiera diría que estas viviendas sociales están en determinados sectores periféricos de la ciudad o de bajo valor del suelo, pero no es así: hay edificios de viviendas sociales en el propio casco histórico de la ciudad, es más, al lado de la catedral de Viena hay un edificio de viviendas sociales.  El modelo de vivienda social, resiste así otro fenómeno de las ciudades modernas: la gentrificación.

Patio interior edificio Karl Marx de Viena

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Efectos en la salud emocional

El impacto social de tener garantizada una vivienda digna en precio razonable a tu nivel adquisitivo, que además posee una ley especial que impide los desalojos de viviendas por no pago en los meses de invierno y que tiene ayudas sociales, para quienes ven disminuida su situación económica. Los desalojos son prácticamente inexistentes, toda esta estabilidad, de poseer un espacio seguro, genera todo un impacto positivo en la salud mental de la población. En países como Chile, los créditos bancarios hipotecan las vidas de las familias por décadas, 20 o 30 años, cuando estas son alcanzadas por los intereses usureros y no son capaces de pagar, son lanzados a la calle, el nivel de estrés y presión, no solo daña la salud mental y la convivencia de estas familias, sino que además impacta incluso en las tasas de suicidio de la población.

Edificio Karl Marx de Viena

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Además, la vivienda social en Viena tiene un compromiso con el respeto al patrimonio cultural, al medio ambiente, compromiso con el cambio climático, muchas áreas verdes y criterios ambientales y de ahorro de energía a la hora de la construcción, lo que también redunda en la calidad de vida de los residentes.

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Edificio de viviendas sociales Georg Washington de Viena rodeado de áreas verdes y abundantes arboles

 

Fotografía principal extraída de WienerWohnen

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