Víctor Lidio Jara y sus antiguas influencias musicales

Víctor Lidio Jara Martínez: escribir su nombre completo puede parecer una mera formalidad, no obstante, su segundo nombre (apenas mencionado) devela una influencia musical poco conocida de su obra: la música antigua y el canto gregoriano.

Lorenzo Cornejo Jara / resumen.cl

Siempre es complejo hablar de un artista con una trayectoria tan amplia y contundente como la de Víctor. A lo menos, podemos decir que su vida estuvo -como la nuestra- marcada por los procesos sociales y culturales de su época: perteneció a una familia campesina que emigra del sur a la capital, donde recibe de su madre (Amanda) los sonidos maulinos y, por supuesto, la guitarra.

Más joven, Víctor recibió formación directa del canto gregoriano al integrar al Seminario de la Orden de los Redentores en San Bernardo (institución que terminaría por abandonar), y, además, participó en el coro de Carmina Burana (Orff), obra que tiene influencia de la música antigua.

Los posteriores antecedentes de su vida musical probablemente son más conocidos y superan con creces lo que acá se pueda detallar: integra Cuncumén (conjunto folclórico), conoce a Violeta Parra (entre otros/as muchísimos artistas), integra y dirige Quilapayún y, finalmente, desarrolla una carrera como solista que, en última instancia, por su compromiso ético-estético, le llevará a militar como artista de la UP, teniendo un macabro final, al ser asesinado por la Dictadura Cívico-Militar el 16 de septiembre de 1973.

¿De qué modo podemos hablar?

Por otro lado, la historia de la música occidental de tradición escrita, tiende a estar separada -no sin discusiones-, en diversas épocas/momentos. Una de ellas es la denominada música antigua (aprox. desde el 800 al 1400), donde los músicos desarrollarán ampliamente lo que hoy conocemos como los modos gregorianos. Hay muchas formas de estudiar los modos y sus variaciones, pero, en última instancia, se puede decir que un modo hace referencia a un tipo de escala musical y/o melodía/armonía, es decir, a una relación de sonidos característicos por su estructura interna.

Detallemos: tenemos siete notas musicales: do, re, mi, fa, sol, la, si (do), las que generan una "estructura interna" por los sonidos que le componen. Visualmente, se aprecia así:

Las curvas en rojo, marcan los sonidos que están a distancia "medio tono": mi-fa y si-do, y en el lugar donde se encuentran (donde la conocemos) dan una característica propia a esa escala, haciendo que suene tal como en el metalófono escolar o en cualquier canción infantil donde cantemos la escala de do.

Ahora bien, en la música antigua no había "una sola escala" como la escala de Do que acabamos de ver, sino que había a lo menos siete escalas, sí...siete. ¿De dónde sale tanta escala? de las mismas notas que conocemos, pero con otros nombres: si la escala comienza en do, hablamos del modo jonio, si comienza en re, hablamos del modo dorio y así el resto...

Según un gran maestro, todo en la vida se entiende mejor con dibujos, por lo que revisemos el siguiente gráfico, que probablemente explicará mejor estas escalas=modos:

Como se aprecia, los "medios tonos" mi-fa y si-do aparecen en distintos lugares según el modo: En JONIO aparecen entre las notas III-IV y VII-VIII, pero en DORIO están en las notas II-III y VI-VII. Y así...cada distribución de estos sonidos da una escala/melodía/armonía que les caracteriza.

¡Finalmente! Cada modo se singulariza especialmente por algunas notas:

  • JONIO nota VII

  • DORIO nota VI

  • FRIGIO nota II

  • LIDIO nota IV

  • MIXOLIDIO nota VII

  • EOLIO notas VI-VIII

  • LOCRIO nota IV

Víctor y la música antigua

Una de las originalidades en la música de Víctor, es que, justamente por su formación ecléctica, varias de sus obras muestran la influencia de los modos gregorianos. Para comprender mejor esto, veamos algunos ejemplos:

En una de sus primeras canciones, Deja la vida volar (1970), cuando el texto dice: un temblor de primavera...la melodía canta el modo DORIO: un/la tem/sol blor/fa de/re pri/fa ma/la ve/SI ra/SI (el SI es la VI nota característica de este modo).

Además, con DORIO encontramos: La doncella encantada (1962), El pimiento (1965), Abre la ventana (1971), Caminando, caminando (1972), entre otras.

Un segundo modo característico es el MIXOLIDIO, por ejemplo, Paloma quiero contarte (1970), donde Víctor se influencia del canto a lo humano utilizando armonías propias del modo mixolidio: la canción está en sol y lo intercambia reiteradamente con la nota VII (fa), para caer nuevamente al sol.

Otras canciones con modo MIXOLIDIO son: La remolienda I pieza (1965), Somos pájaros libres (1967), Ventolera (1970), El desabastecimiento (1972), En el río mapocho (1972), Danza (1972) y Canto libre (1973).

Finalmente, también hay reminiscencias del modo LIDIO (caracterizado por su nota IV) en la armonía de Te recuerdo Amanda (1970) cuando dice la vida es eterna en cinco minutos... y El derecho de vivir en paz (1972) al comienzo en el derecho de vivir...Además, es posible encontrar relaciones armónicas del modo EOLIO en Caminando, caminando (1972) en para seguir caminando...y en el coro de El aparecido (1971).

Pero lo más interesante, es que muchas de las obras más reconocidas de Víctor, tienen claras influencias de los modos gregorianos, por mencionar algunas:

  • Te recuerdo Amanda (1970) - mixolidio cuando dice donde trabajaba Manuel...

  • El aparecido (1971) - dorio cuando dice deja su huella en el viento...

  • Charagua (1971) - mixolidio en la introducción del tiple y melodía inicial de la quena.

  • Plegaria de un labrador (1971) - dorio cuando dice tú que manejas el curso de los ríos...

  • El encuentro (1972) - dorio cuando dice la calle se me hace estrecha...

  • Lo único que tengo (1972) - mixolidio cuando dice quién me iba decir a mí...

  • Herminda de la Victoria (1972) - lidio cuando dice Herminda de la victoria...

  • Poema quince (1972) - dorio cuando dice porque estás como ausente...

  • Cuando voy al trabajo (1973) - mixolidio cuando dice cuando voy al trabajo...

  • Vientos del pueblo (1973) - dorio en la melodía del tiple.

  • Angelita Huenumán (1973) - mixolidio cuando dice vive Angelita Huenumán...

  • La partida (1975) - dorio en la melodía del tiple.

Otras características antiguas

Además de lo ya indicado (modos), Víctor tiene obras con otras huellas de la música antigua: por ejemplo, el uso de varios tipos de compás en una misma obra, lo que, dicho en simple, hace difícil "llevar la música con el pie", como en Qué saco rogar al cielo (1970) o Paloma quiero contarte (1970). También, jugar con el acorde fundamental (el protagonista de una canción) en su versión alegre/mayor y triste/menor, como en la Canción del minero (1970) y, desafiando a los cantantes e intérpretes, crea un final del terror en Preguntas por Puerto Montt (1970) cuando dice sabiendo como evitar...o en El Arado (1970) cuando dice yo hago surcos a la tierra, sin parar..., cantando con una nota en un modo (por ejemplo, alegre/mayor), pero lo acompaña la guitarra con otro modo (el contrario, triste/menor).

Otras huellas...

Finalmente, no podemos dejar afuera la influencia que tuvo Violeta en la música de Víctor, y en particular la composición de las Anticuecas (1957) y El Gavilán (1960), en los trabajos como El carretero (1970) cuyo inicio es casi idéntico a la Anticueca I de la compositora chillaneja. Además, en otras obras donde se aprecia el contrapunto gestual (concepto del dúo Trobar Mestizo) de mantener la posición de un acorde en la guitarra cambiando su lugar en el brazo del mismo (algo que también ocurre en la guitarra traspuesta) como en: Amor es un camino (1970), A Luis Emilio Recabarren (1970), Las casitas del barrio alto (1972), y con gran presencia en la música instrumental: Doncella encantada (1962), La remolienda IV pieza (1965) o en Ventolera (1970).

Reflexiones

Primero, vale la pena siempre considerar los trabajos de musicólogos e investigadores que han centrado su mirada en la obra de Víctor, entre ellos destaca la Obra Musical Completa (1996) por los investigadores Rodolfo Norambuena, Mauricio Valdebenito, Rodrigo Torres, Claudio Acevedo y José Seves, de quienes me he servido para el presente análisis y cuyo trabajo se encuentra reeditado en una versión del 2016.

Por otro lado, cabe indicar que la influencia modal es algo bastante común hoy en la música popular (¡en el jazz ni qué decir!). Desde The Beatles hasta Los Kjarkas es posible analizar obras con estas influencias gregorianas. Sin embargo, lo notable en el caso de Víctor, ahora sí, Lidio Jara Martínez, es que no se trata de meras singularidades o efectos prácticos, sino de una regularidad, sensibilidad y apego por estos sonidos que marcan su obra y definen parte de su lenguaje musical.

Con todo, este escrito es apenas una pincelada del haz sonoro que ilumina el camino de muchos y muchas artistas quienes admiramos y amamos la obra comprometida de Víctor, por su memoria y por su trabajo, estaré siempre agradecido.

*Profesor de música (UMCE, 2011) y actualmente candidato a Magíster en antropología sociocultural (UCHILE, 2022). Ha desarrollado una incipiente carrera como compositor de guitarra solista, destacando en sus trabajos: Trasandinas para guitarra sola (publicada por Ed. Cadenza y Luis Mancilla, 2018), Post-suite (por Danilo Cabaluz, 2019), Sugerencias de un huayno (Dúo Mayr-CelisCatalán, 2019), Reimpresiones de un huayno (por Shinki Ikeda y Alexis Vallejos, 2021), entre otras.

Fotografía de Víctor Jara extraída de eldiario.es

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