Este miércoles 23 de septiembre, la familia portuaria sufrió la triste noticia del fallecimiento de nuestro compañero Patricio Martínez que fue aplastado por las estructura de levante de la grúa horquilla de prensa en una faena de manejo de paquetes de celulosa en bodegas del terminal de Coronel.

Esto nos recuerda, lo arriesgada que son las faenas portuarias y que ninguna acción realizada para disminuir ese riesgo latente es algo exagerado. Muestra a las empresas y al Estado, que las propuestas que los trabajadores les efectuamos para disminuir los peligros son de suma importancia y vigencia y que las respuestas economicistas de parte de las organizaciones empresariales, hacia nuestras presentaciones, no les permiten darse cuenta que su búsqueda de ahorros sólo generan que los riesgos de muertes y otros hechos de salud y seguridad física lamentables no se reduzcan y sigan familiares recibiendo a sus seres queridos fallecidos, inválidos o heridos año tras año.

Sabemos que el trabajo con grandes tonelajes en movimiento, en espacios confinados y a cada vez mayores velocidades es lo que caracteriza el trabajo portuario, pero por eso mismo llevamos años planteando que para resguardar la salud física y mental, como la vida misma, de quienes laboramos ahí se deben generar políticas de seguridad exigentes y estrictas. Así mismo hemos propuesto que para la ejecución de nuestra labor deben instaurarse programas de formación que conlleve a su profesionalización para que se entreguen las habilidades y conocimientos necesarios para laborar de forma más segura en las labores dentro de los terminales marítimos. Es por ello que en las distintas instancias con organismos del Estado hemos entregado estas propuestas, pero éstas se han encontrado con un fuerte lobby de partes de las empresas portuarias en precisamente esos puntos, argumentando el aumento de costos que ello conllevaría, desprendiéndose de esas palabras el conflicto decisional entre utilidades monetarias y la vida de sus trabajadores, donde por lo visto es lo primero lo que lleva su preferencia.

Pero ya no se puede esperar más, ¿por qué el gobierno no apura la promulgación del nuevo Reglamento portuario, que hoy descansa en el escritorio del Presidente de la República, donde se consagra una nueva política de seguridad y salud para los trabajadores portuarios y se inicia el proceso de profesionalización de los quienes laboran en los terminales? ¿Acaso el atender los lobbies de las organizaciones empresariales son más importantes que oír los llantos de los familiares al saber la noticia del horrible deceso de su ser querido? Puede que la respuesta sea que si, pero para la familia portuaria no lo es y por eso ahora exigimos que dicho reglamento, que lleva 2 gobiernos paseándose por distintos Ministerios y ahora por la Casa de Gobierno, sea promulgado y se deje de oír excusas monetarias, porque la vida humana no tiene precio.

Compañero Patricio Martínez, tu muerte no será olvidada.

UNION PORTUARIA DEL BIOBIO