[resumen.cl] La empresa vasca CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles) se adjudicó en proceso de licitación abierto por el Gobierno de Israel la construcción de una nueva línea de tranvía que recorrerá territorio palestino para servir a las colonias judías en Jerusalén oriental. Sin embargo, trabajadores de la empresa se resisten a construir en solidaridad con las comunidades palestinas que viven la ocupación.
Los representantes de los trabajadores del comité de empresa, donde las centrales vascas LAB (18 representantes) y ELA (9 representantes) son ampliamente mayoritarias, no quieren ser parte de una obra que debe recorrer territorio palestino para servir las colonias judías en el este de la ciudad de Jerusalén, reconocida como la capital de Palestina. Los trabajadores consideran que empresa de CAF -con sede en la ciudad de Beasain, provincia vasca de Guipúzcoa- no tiene que participar en trabajos en contra de la legalidad internacional: «Existe un consenso general respecto de la ilegalidad del proyecto, tanto por su trazado, como por ser discriminatorio al ser de uso exclusivo de colonos en tierra Palestina", agregando que: «Cualquier proyecto de tranvía, de cualquier ciudad del mundo, y, por supuesto, de Jerusalén, debe producirse respetando los derechos humanos y la legalidad internacional. Tanto el plenario, como el Consejo de seguridad de la ONU, así como la Corte Internacional de Justicia, a través de diferentes resoluciones, se han mostrado en contra de la ocupación de los territorios donde transcurrirá el citado tranvía".
La acción de solidaridad internacional se enmarca dentro de la campaña BDS, "Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel", una instancia creada el 2005 que busca generar un boicot internacional contra Israel en materias artísticas, culturales, académicas, políticas y económicas así como se hiciera contra Sudáfrica en la época del apartheid.
Es muy valorable la lección de la clase trabajadora vasca, sindicatos e izquierda independentista vasca ha dado claros ejemplos de su compromiso internacionalista, cuestión muy difícil en estos días de retroceso de la fuerza sindical y de izquierdas en el mundo. De hecho, sin ir muy lejos, en septiembre del 2018, en el mismos estado español, «Kichi» el alcalde de Cádiz en Andalucía, líder de la facción de Izquierda Anticapiatalista de PODEMOS, defendió la fabricación de corbetas para la armada del régimen absoluto de Arabia Saudita en astilleros de su ciudad, a pesar del genocidio que el régimen saudi comete en Yemen y el apoyo que prestan a grupos terroristas como el estado Islámico (DAESH).
Hay que recordar que los trabajadores de astilleros de Cadíz en julio de 1977 se negaron a reparar «La Esmeralda» de Pinochet, en plena crisis económica, partidos de izquierda y sindicatos apoyaron esta decisión.
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