El nuevo orden mundial comienza a abrirse paso, los vientos soplan desde el Este y desde el denominado Sur Global. La hegemonía de las antiguas potencias imperialistas de occidente ha comenzado resquebrajarse y el régimen de guerra que se extiende de Ucrania a Medio Oriente, y que amenaza llegar hasta Mar de China en Taiwan, es parte de esta disputa geopolítica.

Por Joaquín Pérez

Creado el año 2006 por Brasil, Rusia, India y China, el BRIC es una alianza económica comercial de naciones que entonces desarrollaban exponencialmente su capacidad industrial. El año 2009 esta alianza comercial hizo recién una "ampliación de su giro", cuando sus países firmaron un compromiso por un nuevo orden mundial de carácter multipolar, lo que implicaba terminar con la hegemonía de Estados Unidos, convertido desde la caída del muro del Berlin (1989) en el gendarme del mundo.

El año 2010 dan un salto importante con la incorporación de Sudáfrica, pasando a constituir los BRICS. Sin embargo, en aquellos años, aun persistían muchos resquemores entre Rusia y China, como también entre China e India, estos últimos presentes hasta la actualidad. Brasil, por otro lado, tenía y tiene la constante amenaza estadounidense con el control que ejercen sobre sus militares y agravado con la emergencia de la extrema derecha bolsonarista.

Uno de los principales factores que ha unido a las naciones del Sur Global, es la búsqueda de mecanismos de protección frente a las sanciones económicas y comerciales que Estados Unidos y Europa ocupan como armas de sometimiento. Las han aplicado por más de 60 años contra Cuba, han seguido con Venezuela, Irán y finalmente contra Rusia y China, provocando la reacción de estos dos últimas.

Progresivamente, la hegemonía económica y comercial de los Estados Unidos ha comenzado a ser seriamente amenazada por las nuevas economías emergentes, especialmente China. Ha surgido a nivel internacional un contrapeso al Grupo de los 7 o G7 (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón). Con la guerra de Ucrania, las potencias occidentales intentaron la herramienta de las sanciones económicas contra Rusia, sin embargo estas fracasaron porque con China comenzaron a tejer esta nueva arquitectura económica y comercial en oriente, como forma de protección mutua, que comienza a ser vista con buenos ojos en toda Asia, África y América Latina.

Hoy los países del BRICS representan el 45% de la población mundial, el 44% de todo el petróleo del mundo, BRICS+ representa el 37% del PIB mundial, mientras el G7 solo representa el 29%. Cifras que con los años seguirán favoreciendo a los BRICS+ en detrimento del G7.

En el plano militar, Rusia ha demostrado en Ucrania ser capaz de detener a la OTAN, brazo militar del G7. Está por verse si Irán, nuevo socio de los BRICS desde el año 2023, puede frenar a Israel, el engendro colonial de Occidente en Medio Oriente. Lo mismo en Taiwan, donde Estados Unidos y Japón, se estudian y amenazan con China, en un conflicto cada día más caliente.

Qué duda cabe: el desarrollo económico y comercial, la verdadera independencia económica, requiere un paraguas militar. Eso es lo que se ve en esta confrontación entre estos dos grandes bloques.

Delegaciones de Etiopía y Rusia. Fotografía de https://www.prensa-latina.cu

De los BRICS a los BRICS+

El año pasado los BRICS dieron un gran salto, luego de 13 años se ampliaron a un nuevo grupo de países: Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Etiopía y Egipto. Países tradicionalmente confrontados y en disputa por la hegemonía regional en el Golfo Pérsico, como Irán y Arabia Saudita, lograron prescindir de sus rivalidades para afrontar un nuevo escenario histórico.

En la reciente cumbre de Kazán, probablemente el hecho más relevante es que China e India, con largas desavenencias de índole fronterizo y también de disputa geopolítica en Asia, han comenzado a dialogar y destrabar sus problemas.

El llamado tercer mundo comienza a dialogar e intentar resolver sus problemas, superando la histórica división instalada por las antiguas potencias coloniales occidentales en cada uno de nuestros continentes.

En la cumbre de Kazán, más de 36 naciones solicitaron su incorporación al BRICS+, en esta cumbre se aprobó una categoría de estados socios de la organización, de las más de 30 naciones que solicitaron su asociación solo 10 fueron aceptadas:

3 por África: Argelia con 45 millones de habitantes, importante productor de gas y petróleo; Nigeria con 223 millones de habitantes, potencia petrolera miembro de la OPEP; y Uganda, con 48 millones de habitantes, productora de cobre, cobalto y potencial agrícola.

2 por Europa: Biolorrusia, tradicional aliado de Rusia, con 9 millones de habitantes, con importante desarrollo industrial y agrícola; Turquía, con 85 millones de habitantes, miembro de la OTAN, miembro fundador de la OCDE, potencia geopolítica por su estrategia ubicación y control de estrechos.

6 de Asia: Indonesia, con 277 millones de habitantes; Vietnam, con 99 millones de habitantes; Tailandia, con 71 millones de habitantes; Malasia, con 34 millones de habitantes; Kazajstán, con 20 millones de habitantes; y Uzbekistán, con 36 millones de habitantes.

Representante de la delegación cubana interviniedo en un foro. Fotografía de https://www.prensa-latina.cu

Latinoamérica en los BRICS+

Había cuatro naciones que solicitaron su adhesión a los BRICS+ en esta conferencia de Kazán, sin embargo solo 2 fueron aceptadas: Cuba, con su potencial biotecnológico y Bolivia, principal poseedor de reservas de litio en el mundo.

Resulta contradictorio que Nicaragua y Venezuela, los otros dos estados de la región que solicitaron su adhesión fueran vetadas por Brasil, único estado cuyo mandatario no asistió de forma presencial a la cumbre y donde la oposición, los militares, y a través de ellos, la embajada norteamericana ejerce fuertes presiones políticas.

La reunión de los BRICS dejó importantes señales: la primera es que el aislamiento internacional que Occidente pretendió hacer de Rusia fracasó rotundamente, la segunda fue el discurso de Xi señalando el apoyo de China para abrir una nueva era de unidad y superación para el Sur Global, y que en ello es fundamental que China eleve significativamente los fondos del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) con sede en Shanghái, que preside la brasileña Dilma Rousseff, y es la única alternativa al Banco Mundial y al FMI, controlados por EEUU. También fue relevante el inicio de las conversaciones entre China e India. Esta última, al igual que Brasil, han intentado ser utilizados a través de presiones como freno al desarrollo de los BRICS.

Otra noticia interesante es el nuevo sistema de pago BRICS Pay comparable al SWIFT de los países occidentales, con ellos comienza figurarse una arquitectura financiera paralela al dominio del dólar, utilizado como arma económica y geopolítica por Estados Unidos.

Un dato importante en el discurso de Lula, es disputar la producción de fármacos y vacunas a Occidente, la presencia de China, Rusia, India y Brasil importantes en esta materia se ve fortalecida por el ingreso de Cuba al grupo.

En la nueva Bolsa de Cereales de los BRICS estarán los principales productores y consumidores de estos en el mundo. Hay que recordar que la hegemonía norteamericana no partió con el dólar, sino como principal productor de trigo y maíz del mundo, la Bolsa de Chicago fijó sus precios a nivel internacional. Se estima que los BRICS+ producen el 44% de los granos del mundo y consumen el 41%, hoy todo ese ciclo económico se liberaría de la Bolsa de Chicago y del dólar.

Se comienza a hablar en los BRICS de la creación de instancias similares, como una de valores de metales preciosos, paralela a la de hoy, en Londres.

Le hegemonía occidental está en entre dicho, el proceso de transformación del mundo unipolar al multipolar ya está en marcha, no será un proceso rápido, tendrá sus ritmos. El régimen de guerra instalado y extendido por las antiguas potencias coloniales occidentales pretende interrumpir un proceso histórico que parece irreversible.