Por Joaquín Pérez / Resumen.cl
Estados Unidos repite la estrategia seguida en Ucrania conocida por el nombre de la plaza de Kiev donde estallaron las revueltas: Maidan. Esta vez el enemigo a desplazar, en esto que las grandes empresas de comunicación y propaganda del mundo muestran como una nueva Revolución de Colores, es la Venezuela.
Lo sorprendente de esta operación es el descaro con que ha sido llevada a cabo. Tradicionalmente Estados Unidos ha promovido los golpes de estado en Latinoamérica, sin embargo esta vez, no necesito esconderse, a plena luz del día y frente a las cámaras y en forma grosera, el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, asumió el liderazgo y la autoría del complot contra Venezuela. Como reveló el diario El País de España, ya el día anterior a su propio anuncio, Washington informó a varios países europeos que instalarían a un diputado de apellido Gauidó como presidente paralelo en Venezuela y exigió que estos debieran reconocerlo rompiendo con el gobierno de Nicolás Maduro. (Fuente: https://elpais.com/internacional/2019/01/31/actualidad/1548964137_349657.html)
La presión que Estados Unidos ejerció a sus súbditos europeos fue tan fuerte, que incluso generó roces entre las cancillerías, como se vio tras el apuro del cuestionado e impopular presidente Macron de Francia, quien respaldó a Guaidó sin siquiera discutir una postura común dentro de la Unión Europea, en un golpe del que la diplomacia europea dejará grietas difíciles de restaurar.
El propio canciller español Josep Borrell se sintió desplazado en mostrarse como el siervo más leal a Trump en Europa por la rápida respuesta de Macron dejando a España en segundo lugar. (Fuente: https://www.elespanol.com/espana/20190124/borrell-estalla-protagonismo-macron-venezuela-ponemos-guapos/370963548_0.html)
Dentro del bloque, varios estados europeos resistieron las presiones norteamericanas: Italia, Grecia, Irlanda, Rumania, Eslovaquia, Noruega y Chipre, lo que impidió una declaración común de la Unión Europea frente al reconocimiento a Gauidó como les exigía Washington, y se vieron obligados a sacar del sombrero del payaso el famoso emplazamiento al gobierno Venezolano para convocar elecciones en 8 días. Dicho emplazamiento estaba liderado por países gobernados por lideres atlantistas (partidarios de alianzas políticas con Estados Unidos) fuertemente cuestionados en estos momentos en sus propios países,, como Inglaterra, Francia y España, que se terminaron sumando Alemania, Holanda, Bélgica y Dinamarca, países que ya han acompañado a Estados Unidos a guerras como las Afganistán, Golfo Pérsico, que estuvieron por fuera del Derecho Internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas.
La imposibilidad de lograr el apoyo unánime en la Unión Europea, también lo vivió Trump en la propia OEA, el «ministerio de colonias» como lo bautizó gráficamente Fidel Castro. Hasta la fecha, la violenta ofensiva Norteamericana ha logrado que sólo 43 Estados reconozcan el supuesto gobierno paralelo de Gauidó en Venezuela. Sin embargo, los grandes medios siguen repitiendo a coro el discurso del aislamiento internacional del «régimen» de Maduro.
La violenta y descarada acción de Washington por voltear al gobierno de Venezuela va mas allá de violar el derecho a no intervención en asuntos internos de otros países, norma básica de cualquier cancillería del mundo y que tan dignamente ha defendido el gobierno mexicano estos días, sino que va incluso contra el principio de realidad de la política internacional, lo que constituye un hecho no sólo inédito en política internacional, sino que además genera un precedente caótico, pues elimina un concepto rector del orden mundial hasta nuestros días. Hasta hoy, el poder en un Estado lo tiene quien realmente lo detenta, este principio básico que evita el caos que significaría que cada Estado reconociera interlocutores diferentes en otro, ha sido puesto en entredicho.
El propio Maduro, tras la amenaza impuesta por el gobierno español, británico y francés, interpeló a Pedro Sánchez presidente de España, señalándole «que pasaría si yo le diera 8 días para reconocer a la República Catalana». El embajador Ruso en la ONU, Vassili Nebénzia, en los mismos términos emplazó a su par francés, Anne Gueguen, que pensaría si su gobierno reconociera las Chalecos Amarillas como los legítimos representantes de Francia, quienes se habían autoproclamados gobernantes de Francia, en una acción irónica por el apoyo de Macron a la oposición Venezolana, supuestamente reprimida, el día que los Chalecos amarillos protestaban contra la violenta represión sufrida por ellos.
La violenta retórica de Trump comienza a ser imitada por las derechas de todo el mundo, se imponen los gritos y no las ideas, el mismo Pedro Sánchez presidente del gobierno español ha sido declarado como "ilegitimo", "felón" y "traidor" por el Pablo Casado, líder de oposición de derecha española, así el reconocimiento de la socialistas españoles a la autoproclamación en Venezuela se le vuelve en su propia contra y alimenta los sicóticos discursos de los líderes opositores Casado (PP) y Rivera (Ciudadanos).
Plantear hoy la legitimidad de la democracia en Venezuela, el país que más procesos electorales ha vivido en el mundo occidental los últimos años, por que en la última elección presidencial, una parte de la oposición se resto del proceso y llamo a la abstención, para luego mostrar cifras de abstención electoral, inferiores a las que llevaron al poder a varios gobiernos sudamericanos que hoy condenan a Venezuela y hasta la propia elección de Trump en estados Unidos, resulta más que mañoso.
Estos mismos países nada han dicho sobre regímenes autoritarios y Golpes de Estado en la propia región, por el hecho de ser estos serviles a los Estados Unidos. Se atreven de hablar de crisis humanitaria, cuando las columnas de miles de migrantes que arrancan de los regímenes pro yanquis instalados en Honduras y Guatemala, se multiplican cada día.
Desde ya hace al menos una década la injerencia Norteamericana se ha hecho sentir muy fuerte en Europa. El propio Trump intervino a favor del Brexit y viene propiciando grupos de extrema derecha anti-Unión Europea, con el objetivo de debilitar al bloque, cuestión que le ha traído éxitos que se esperan se vean ratificados en las próximas elecciones europeas de mayo, donde la extrema derecha se alza como favorita en las encuestas.
Mantener a Europa dentro del área de influencia del Estados Unidos, en momentos en que los vientos del Este (Rusia-China) vuelven a soplar, a través de instancias como el grupo de Shangay y las llamadas Nuevas Rutas de le Seda, es un objetivo para el imperialismo Norteamericano, como también lo es mantener en orden su patio trasero.
La política exterior de Estados Unidos despidió el 2018 con el mejor regalo posible, el propio pueblo brasileño eligió como presidente al mayor esbirro que podría tener Washington en la aplicación de planes coloniales hacia Latinoamérica.
Con ello Brasil abandona todo proyecto desarrollista de convertirse en potencia económica y política mundial, desplomando todo proyecto de integración regional en America del Sur (Unasur y Mercosur) golpeando fuertemente a las nuevas naciones emergentes organizadas en el BRICS.
La elección de Jair Bolsonaro fue el peak un proyecto que se inició derrocamientos de gobiernos nacional-desarrollistas como el Golpe en Honduras que terminó con el gobierno de Zelaya en 2009, el «Golpe Parlamentario» en Paraguay que derrocó a Lugo, y que continuó con el «Golpe Judicial» a Dilma Rousseff en el mismo Brasil, además del triunfo de Macri en Argentina y el viraje político del gobierno ecuatoriano que siendo elegido por la izquierda se transformóen un régimen neoliberal de derecha.
Hoy la política internacional de América Latina, salvo honrosas excepciones, es manejada desde Washington a todas sus anchas, no existiendo la menor pisca de independencia ni dignidad, como lo demuestra el actuar de cancillerías, como la Chilena, Peruana, Argentina, Colombiana, paraguaya o Brasileña.
Mike Pompeo, Secretario de Estado y antiguo director de la CIA, legitimó la práctica de la tortura que realizó esa agencia secreta en Ira, al afirmar en 2014 que quienes la practicaban en Estados Unidos no eran "torturadores sino patriotas".
Elliott Abrams, delegado de Trump para Venezuela, (que ya había participado en 2002 en el Golpe contra Hugo Chávez en el 2002) fue el responsable de la carnicería centroamericana (contra El Salvador y Nicaragua) en la era Reagan, promotor de los escuadrones de la muerte en América Central, formó parte del affaire Irán-Contras, por el cual fue condenado pero luego absuelto por George Bush padre.
EEUU anuncia que le roba a Venezuela 7 mil millones de dólares y luego que dará 20 millones para «ayuda humanitaria».
Algunos simpatizantes del gobierno venezolano ponen sobre esperanzas en el rol que pueda jugar Rusia, pero ha demostrado tímida presencia política en América Latina. Sin embargo es China que ha venido aumentando sus inversiones en el continente de forma vertiginosa en la dos últimas décadas, desplazando al propio Estado Unidos como principal socio comercial en varios de los principales países latinoamericanos. Pekín ha denunciado la injerencia en Venezuela, pero a la vez mantiene un perfil bajo, en sintonía con su «diplomacia tranquila».