Por Vicente Lagos Isla / resumen.cl
Episodios colectivos de intoxicación, malos olores, irritación de ojos y aparato respiratorio, contaminación de los ríos Vergara y Biobío, plagas incontrolables de termitas, así como mentiras y acuerdos incumplidos por parte de los ejecutivos de la empresa CMPC, son sólo algunas de las denuncias que la población de Nacimiento está realizando contra la empresa forestal fundada por los Matte a principios del siglo XX y que a la fecha se ha transformado en una multinacional con negocios en Chile, Argentina, Perú, Uruguay, México y Brasil, entre otros países. Hablamos con distintas mujeres de Nacimiento que relatan en carne propia cómo es vivir frente a la industria de celulosa más grande del país.
La comuna de Nacimiento cuenta con una población aproximada de 26.000 habitantes. Este territorio ha sido reconocido históricamente por sus trabajos en greda y por sus cultivos agrícolas. También por sus bosques nativos y por el imponente río Biobío que baña sus tierras. Hoy, sin embargo, es conocido por tener la industria que más toneladas de celulosa produce en el país. La planta Santa Fe tiene una capacidad para producir 1.500.000 ADt/año de Celulosa Kraft Blanca de Eucalipto. Es propiedad de la familia Matte, una de las más poderosas del país. Las ganancias de CMPC durante 2018 aumentaron espectacularmente, al igual que sus crímenes socio-ambientales que hicieron que parte de la población se cansara de la contaminación.
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Tras casi 30 años de su instalación, por el año 1991, sus habitantes han empezado a decir basta de la contaminación y los abusos de este verdadero monstruo de la celulosa. Han realizado manifestaciones, conversatorios y han creado un movimiento llamado Limpiemos CMPC. El negocio forestal ha modificado severamente la comuna, sustituyendo los bosques nativos y suelos agrícolas por monocultivos forestales, proceso acelerado durante la dictadura, cuando fue promulgado el Decreto 701 de bonificación estatal a la industria forestal. A fines de 2018 las y los habitantes de Nacimiento que están literalmente al frente de la industria salieron a las calles tras lo que aseguran fueron intoxicaciones colectivas por la contaminación expulsada desde la industria. Quienes estuvieron a la cabeza de la protesta fueron en su mayoría mujeres: madres, hijas, abuelas y hermanas unidas contra los abusos de esta empresa. Resumen visitó Nacimiento y recolectó algunos testimonios de lo que se vive actualmente en esta verdadera zona de sacrificio en el Biobío.
Nacimiento se caracterizó durante mucho tiempo por su vida campesina, su gran producción agrícola y sus reconocidos utensilios y artesanías de greda. Está situado en un lugar privilegiado por la abundancia de agua que le entregan dos importantes ríos. El río Biobío que lo bordea y el Río Vergara que atraviesa la ciudad dividiéndola en dos partes. Por un lado el Nacimiento más poblado y céntrico, y por el otro el recientemente llamado "barrio industrial". Esta última, en donde se ubica la industria de celulosa, también es conocida como "el otro lado del río" o simplemente «el otro lado», un nombre que parece denotar cierto abandono y marginación de esta zona de Nacimiento. Y nada muy alejado de la realidad, porque el "otro lado del río" es el más contaminado de la ciudad. Sus habitantes residen a solo metros de la enorme industria de celulosa. A fines de 2018 un grupo de personas, en su mayoría mujeres se tomaron la "Ruta de la Madera" iniciando un proceso de movilización contra los abusos de CMPC.
En la población Entre Ríos al frente de la celulosa conversamos con Patricia Montanares quien llegó hace 23 años al lugar. Patricia es madre y su hijo sufre de asma y otras enfermedades, para ella es claro que la contaminación del aire por parte de la celulosa tiene que ver con el desarrollo de las dolencias de su hijo. Patricia cuenta que "los olores que usted percibe son muy fuertes, incluso dan ganas de vomitar, duelen los ojos. Ahora es solamente de día, antes, como hace 1 año era por el alcantarillado. Usted se levantaba en la noche y era un olor muy fuerte que salía del alcantarillado". Entre las consecuencias de los gases enumera "dolores de cabeza, vómitos, dan ganas de vomitar, porque no son olores, son gases toxicos los que eliminan. En el caso mío, mi hijo empieza a «desaturar»". La señora Patricia manifestó que no sabe qué gases son los que específicamente expulsa la celulosa pero que su hijo ha presentado síntomas cada vez que salen estos olores, teniendo que conectarlo a un balón de oxígeno. Además relata que frente a todo esto se están empezando a organizar "somos un grupo que ahora empezó a moverse, somos mamás, somos papás, pero somos pocos todavía, pero así nos hemos ido juntando, porque la gente está despertando y preocupándose".
También hablamos con la señora María Retamal Freire de la población Entre Ríos, quien nos contó que llegó a la edad de 5 años a Nacimiento, cuando la fábrica no existía. María es una mujer mayor que tiene a varios familiares enfermos. Su ánimo y energía se notan debilitados, pero aún así accede a conversar con nosotros. Nos relató que "quedamos en este pueblo lamentablemente, digo lamentablemente porque llegó la fábrica a puro contaminar, a destruir, digo destruir porque ha fallecido mucha gente de la noche a la mañana, a veces botan unos gases horribles que se llega a trapicar uno". Además agrega que "en la noche a esa hora de las 4 o 5 de la mañana suena un pito y empiezan a botar gases o qué se yo. Mi esposo de un momento a otro se hinchó todo, corrí con él para Los Ángeles, ahí me dijeron que tenía que traerlo porque no tenían nada que hacer". Continúa relatando que "mi esposo siguió enfermo, mis hijas se lo llevaron para Santiago y ahí descubrieron que estaba todo contaminado con un tóxico, y eso es lo que en este momento le afecta y ahora está grave en el hospital y se debate entre la vida y la muerte". Al momento de realizar esta entrevista el marido de la señora María se encontraba con riesgo vital.
La señora María además habló de la plaga de termitas que existe hoy en Nacimiento, la que está generando graves daños a las estructuras de madera de muchas casas del sector. Al respecto varios vecinos y vecinas de la comuna apuntan a la planta de CMPC que trae maderas de otros países como Brasil, las cuales estarían infectadas con la plaga de termitas.
Nos relató además que durante las mañanas "aparece como un polvo en los árboles, en los vehículos, igual como si estuviera cayendo algún azufre, todos los árboles se secan, ya no hay árbol frutal, todo se seca. Se siente el estomago malo, mareos, se aprieta el pecho. Uno sale y se entera que el vecino tanto falleció. Aquí estamos pasando los días y esperando la muerte. Ni siquiera podemos irnos ¿quién querría comprar una casa aquí?". En este punto, entre tanta impotencia y pena, a la señora María se le dificulta seguir conversando en medio de sollozos por la terrible situación que está obligada a vivir.
Además estuvimos con Bernardita Caro que pertenece a la población Cuarto Centenario, otra de las poblaciones "al otro lado del río" en el denominado barrio industrial. Nos cuenta que ella vive en Nacimiento desde siempre y que es mamá de 3 hijos. Su relato guarda relación con uno de los tantos sucesos de emanaciones tóxicas que tienen cansada a la población, que provocó la movilización y corte de ruta por parte de pobladores y pobladoras del sector. Nos cuenta que "soy de este sector y amo este sector, lo que ocurrió el 20 de noviembre de 2018 en la noche fue demasiado… esa noche Francisca estaba con alergia en toda la piel, la mayoría de las personas que estábamos ahí presentamos vómitos y dolor de cabeza". Frente a esta situación la entrevistada relata que "decidimos con mi vecina salir a la calle, se sumaron otras mujeres, porque fuimos las mujeres las que salimos a la calle, y dijimos saben qué, vamos a reclamarles afuera de su casa, nos venimos a la portería, con ollas, palos y paramos la carretera, y así fue el inicio de todo". Ésto refiriéndose al comienzo del último ciclo de movilizaciones que comenzó a fines de 2018 con un grupo de mujeres que cortó la ruta de la madera, en donde circula un gran flujo de camiones con madera entre las plantaciones y la industria.
Bernardita recalca que "si estamos como estamos es porque hemos guardado silencio durante muchos años, entonces queremos romper el silencio y empezar a hacer cosas, y desde ahí llevamos hasta esta fecha y hemos mostrado los casos de las personas afectadas. Yo soy una persona afectada por la contaminación, vez que ellos tienen sus «eventos», yo estoy en urgencias". Es drástica al afirmar que "nosotros no somos importantes para ellos, porque si tuviéramos un poco de importancia las personas que estamos acá, se preocuparían".
Consultada respecto a la calidad del agua que beben en Nacimiento explicó que "la calidad del agua es mala, horrible. De hecho si usted va al hospital y consulta es gastroenteritis no especificada, vómitos, diarrea, y yo lo atribuyo al agua". Bernardita aceptó dar la entrevista pese a que ella trabaja en el casino del aserradero de la CMPC, en ese sentido agrega que "nosotros tenemos en el trabajo una línea en donde calentamos el agua, y esa línea se limpia cada turno, y cada vez que limpiamos esa línea es un polvo blanco el que queda abajo". Cuando habla de la «linea» se refiere al espacio en donde se entregan alimentos diariamente a los mismos trabajadores de ese aserradero
Respecto a los ríos Vergara y Biobío comentó que CMPC "nos ofreció limpiar el río de los microbasurales, hacer un camping para que llegara la gente nuevamente al río, y finalmente no lo hizo. Pero nosotros lo hicimos, con Daniela y nuestras familias, limpiamos el río. Hicimos nuestra Isla Paraíso le pusimos, y logramos que la gente fuera a disfrutar del río nuevamente. El río cambió mucho, antes era pura arena, se armaban playas y ahora no". La mujer se refiere a la serie de promesas incumplidas de la empresa, entre las que se cuenta apoyar en procesos de limpieza y habilitación recreativa de las orillas del río Biobío.
Respecto a la relación con la empresa y la comunidad dijo que "no hay relación, porque la relación es solo con los mandos mayores como la alcaldía, la cual a mi al menos no me representa porque si yo estoy a cargo de un pueblo: trabajo con el pueblo. Entonces el alcalde no lo ha hecho. Y si ahora la gente está reconociendo el problema, y él como alcalde lo está reconociendo también, ha sido por todo lo que hemos hecho… si no hubiésemos estado al frente de la empresa y cortando la carretera esto seguiría así en silencio. Porque nosotros tenemos suelo, agua y tierra contaminados, y esto es de siempre, si no hacemos algo ahora vamos a terminar todos muertos".
Para finalizar, la señora María, nuestra anterior entrevistada, con evidente impotencia, nos dice "me pregunto por qué tanta mentira, porque la persona es pobre le mienten, pero no nos pueden tratar como animales, yo en una reunión que se hizo estaban los de la CMPC, y yo les dije ustedes a la mayoría de la gente la compran con una empanada, la gente se vende por nada, porque tienen un familiar adentro trabajando, nunca reclaman sus derechos y esa es la condición en que estamos en este pueblo. Aquí vivimos como unos verdaderos animales, porque no hay a quién pedir ayuda, no hay a quién acudir, porque si voy a un concejal es uña y carne con todo el resto, si voy a donde el alcalde lo mismo".
Estos son solo algunos de los crudos relatos recolectados en esta verdadera "zona de sacrificio" en el Biobío, la que junto a zonas como Coronel, Talcahuano, Lota, Hualpén, Arauco o Cabrero mantienen altos indices de contaminación por negocios termoeléctricos, forestales, energéticos y pesqueros.
CMPC y Celulosa Arauco lideran el negocio forestal en Chile a costa de múltiples impactos socio-ambientales que tienen a la región del Biobío como una de sus principales victimas. Pese a que las empresas forestales han asegurado beneficios de las sucesivas décadas de rotaciones de plantaciones forestales para la mantención del suelo y de los bosques nativos remanentes, múltiples denuncias y estudios indican consecuencias como: pérdida de bosque nativo y biodiversidad, impactos por alto consumo de agua, reducción de potencial hídrico en pequeñas cuencas hidrográficas, alto riesgo de propagación de incendios forestales de grandes magnitudes, facilitación para la introducción de especies invasoras, entre otros impactos. En la actualidad en Chile existen 8 plantas de celulosa en funcionamiento.
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CMPC vivió en el año 2018 un crecimiento explosivo de sus ganancias llegando a triplicarlas o quintuplicarlas según diferentes medios. Su poderío se remonta durante los años sombríos de la dictadura militar, la empresa CMPC vivió un auge. La familia Matte fue una de las que apoyó activamente el golpe, tanto así que está documentado cómo brindaron apoyo para el secuestro y asesinato de 19 trabajadores y campesinos que apoyaban la Unidad Popular en San Rosendo y Laja, lugar cerca de Nacimiento en donde también tienen negocios vinculados a la industria forestal. Luego del apoyo prestado por los Matte en la conocida como Masacre de Laja y San Rosendo, éstos fueron premiados por la dictadura con el decreto DL701, bonificaciones a la industria forestal y ayudas para sus negocios.
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Pese a los daños socio-ambientales que ha provocado la industria del monocultivo forestal en el centro sur de Chile y territorio mapuche, el sello internacional FSC (Forest Stewardship Council) asociado con ONGs como Greenpeace ha certificado en el mercado mundial a las principales empresas forestales chilenas. Diversas agrupaciones afectadas por el negocio del monocultivo y la celulosa han denunciado que el sello internacional FSC, así como la organizacion Rainforest Aliance, han sido cómplices de la industria forestal y sus malas prácticas. Estas instituciones están funcionando como un verdadero lavado de imagen de la industria forestal hacia sus países compradores en el mercado capitalista mundial.
Los sucesos de contaminación en Nacimiento ocurren mientras se materializa una de las inversiones de la industria forestal más grandes de la historia del país, a través del proyecto M.A.P.A. que modernizará y ampliará las instalaciones de la planta de celulosa de Horcones en la provincia de Arauco. Este proyecto es impulsado por Forestal Arauco, de los Angelini, el otro grupo empresarial que junto con CMPC, lideran el negocio forestal en Chile.
Mientras tanto, los y las habitantes de Nacimiento se mantienen generando instancias de organización, asambleas y actividades informativas que buscan fortalecer la organización social de la comuna. Cabe esperar que en los próximos meses y años este movimiento pueda fortalecerse para exigir la justicia socio-ambiental que tanta falta hace en Nacimiento, así como otras "zonas de sacrificio" del país.