Adultos/as mayores, pacientes inmunocomprometidos y niños/as pequeños pagan el precio de el relajamiento de las medidas de cuidado más básicas, como el uso de mascarillas y la necesidad de ventilación en espacios cerrados. Ambas medidas elementales para contener el virus que ahora corre libre sin control.
Por: Alberto San Martín
Aunque las vacunas y mejores tratamientos para el Covid, en conjunto a variantes que pueden causar una enfermedad, aparentemente menos grave que las anteriores, se sabe que pacientes inmunocomprometidos continúan con un alto riesgo de enfermedad grave o muerte.
Esto debido a que la respuesta de las vacunas es menos efectiva si el propio sistema inmunitario del paciente está comprometido.
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La semana antepasada se superaron las 60.000 muertes asociadas a Covid-19 en Chile (60.445 con el corte de las cifras al 30 de agosto) desde el inicio de la pandemia hace dos años y medio.
El informe epidemiológico N°201 del Departamento de Estadísticas del Minsal indicó que al 28 agosto se registraban 32.709 casos activos, es decir, con capacidad de contagiar a más personas.
El más reciente informe sobre variantes de la misma institución indica que en las últimas 10 semanas «La totalidad de las muestras analizadas mediante secuenciación genómica completa correspondieron a variante Omicron y de estas, se identificaron 3.903 'linajes de variantes de preocupación bajo seguimiento' (VOC-LUM), siendo BA.4 y BA.5 las más frecuentes en este período»
Un estudio recientemente publicado en The Lancet concluyó que «Los trabajadores de los sectores esenciales han seguido siendo los más afectados por la alta tasa de COVID-19 y el exceso de mortalidad durante la pandemia, en particular en los sectores de agricultura, emergencias, manufactura, instalaciones y transporte o logística».
La investigación concluye que «Este alto número de muertes ha continuado durante los períodos de disponibilidad de vacunas y el aumento de la variante delta» agregando que «En una pandemia en curso sin una cobertura vacunal generalizada y con amenazas anticipadas de nuevas variantes, EE. UU. debe adoptar activamente políticas para proteger de manera más adecuada a los trabajadores en sectores esenciales«.
La pandemia de Covid-19 se ha transformado en una problemática que afecta de manera desproporcionada a la población más pobre en todos los países, y que ha incidido significativamente en la calidad de vida de millones de personas. Esto además de las consecuencias económicas de la pandemia que inciden en el aumento de la desigualdad, cesantía y pobreza todos factores que influyen notablemente en la prevalencia de enfermedades no transmisibles y en el deterioro de la calidad de vida
La pandemia continúa y las autoridades traspasaron el límite de la negligencia
Se sabe que las variantes de Omicron están evolucionando a una velocidad record, experimentando evasión del sistema inmunitario y una rapida transmisión. En este contexto, autoridades sanitarias en todo el mundo han abandonado una respuesta coherente, incluyendo el uso de mascarillas.
«Lo que me preocupa como especialista en enfermedades infecciosas con interés en la salud pública es el abandono de la idea de que la salud pública existe para proteger a los más vulnerables» señala a The Guardian la Dra. Jeannina Smith del Hospital Clínico de la Universidad de Wisconsin.
Hasta ahora se sabe que las reinfecciones incrementan el daño por la enfermedad Covid-19, la cual puede ser profunda: desregulación del sistema inmunitario, coágulos sanguíneos, muerte de células nerviosas, inflamación, daño al pulmón, falla renal y daño cerebral.
Además, ya se tiene certeza de que las nuevas variantes son mejores para evadir las defensas inducidas por vacunas o por la infección natural. En el caso de BA.5 es más transmisible que cualquier variante previa y por esto, es posible reinfectarse de esta variante cada dos o tres semanas.
En un artículo titulado «Prepárate para la peste eterna» del periodista de investigación canadiense Andrew Nikiforuk publicado en junio pasado, el autor apunta a que «muchos funcionarios de salud pública todavía descartan las infecciones por COVID como inevitables e incluso beneficiosas, la creciente evidencia científica muestra que este dogma de moda es peligrosamente equivocado, o bien una forma directa de negligencia«.
El artículo apunta a que se trata de «un escenario de pesadilla» ya que «Al abandonar el objetivo crítico de detener o reducir la transmisión viral hace aproximadamente un año, las autoridades han dado a la evolución viral una ventaja increíble.»
El autor explica que «En términos reales, vivir con el virus significa vivir con una normalización de la muerte, reinfecciones, Covid largo, trastornos y trabajadores sanitarios agotados».
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«Pero nuestros funcionarios de salud pública jugaron a la ruleta con el futuro y en su lugar eligieron un mundo de fantasía. Ahora el Covid se ha convertido en un tren desbocado con consecuencias biológicas desconocidas» alerta Nikiforuk
La investigadora Deepti Gurdasani señaló que «Cada vez se acumula más evidencia de que el COVID-19 causa una enfermedad crónica en muchos, y que esto se correlaciona con la persistencia del virus en los tejidos. Realmente deberíamos empezar a pensar en esto como una enfermedad en la que el virus persiste de forma crónica en una proporción significativa de personas»
Un estudio publicado en junio reportó que las reinfecciones «agregan riesgos no triviales de mortalidad por todas las causas, hospitalización y resultados adversos para la salud en la fase aguda y post-aguda de la reinfección» y concluyó que la reducción de la carga general de muerte y enfermedad por SARS-CoV-2 «requerirá estrategias para la prevención de reinfecciones».
Medidas concretas a tomar:
–Mascarillas de alta calidad para toda la población deben ser proporcionadas por los Estados, así como también asegurar un correcto reciclaje de estas.
–Medidas de ventilación, filtros de aire y sensores de CO2 adecuados en escuelas y lugares de trabajo.
–Licencia por enfermedad con remuneración cubierta para personas infectadas.
Se puede tomar el ejemplo de Japón de las llamadas «tres C»
–Evitar espacios cerrados con poca ventilación
–Evitar espacios abarrotados
-Evitar contacto cercano con personas sin mascarilla.
Estas son las medidas que hay que seguir para cuidar a niños/as, trabajadores/as de la salud, personas inmunocomprometidas y de tercera edad.