Víctor Parra Villalobos / resumen.cl
El pasado 5 de septiembre Kevin Garrido Fernández fue condenado a 17 años de presidio, pena que debía cumplir de manera efectiva. Se le condenó como autor de la colocación de artefactos explosivos en la Escuela de Gendarmería de Chile y 12ª Comisaría San Miguel el año 2015. Fue uno de los varios procesos judiciales conocidos como "caso bombas", tal como el que comenzó en 2014 con la explosión de una bomba en el metro Los Dominicos estación Escuela Militar y que dejó en la cárcel a Juan Flores; o el vivido en 2010 cuando ninguno de las acusadas y acusados, pertenecientes principalmente a grupos anarquistas y ex lautaristas, fue finalmente considerado culpable.
Este 2 de noviembre y poco después de su condena se dio a conocer por los medios de comunicación la muerte de Kevin Garrido. El joven cercano a las ideas anarquistas habría sido asesinado en una riña por otro preso del penal a través de múltiples puñaladas en el tórax y el abdomen. Kevin escribió un comunicado antes de morir en donde había relatado la realidad que estaba viviendo al interior de la cárcel de esta manera "he visto presos apuñalados, quemados con agua hirviendo ... He visto bajar tranquilamente la escalera por la mañana a un preso mientras otro le lanza un cuchillo al cuello. Como docenas de presos golpean y apuñalan a otro expulsándolo del módulo. He visto, y sin poder hacer nada, como carceleros golpean hasta aburrirse a otro preso, reflejándome en él por ya haber pasado por esas situaciones".
Kevin Garrido fue condenado junto con Joaquín García, este segundo condenado al momento de su detención, era estudiante de segundo año de Psicología en la Universidad Academia Humanismo Cristiano. García se hizo conocido cuando en marzo de 2016 se subió un video grabado al interior de la cárcel de alta seguridad a Youtube, en donde se veía al joven propinándole un fuerte cabezazo a uno de los peores torturadores y violadores de los derechos humanos en este país, el ex jefe de la CNI Álvaro Corbalán.
La versión entregada por gendarmería sobre una supuesta riña con otro reo ha sido puesta en duda y se levantó una investigación sobre dos gendarmes al respecto. Por su parte familiares y amigos denunciaron una excesiva presencia policial en el funeral de Kevin Garrido realizado en Santiago este 4 de noviembre, según señaló El Desconcierto "se denunció que un joven fue atropellado y detenido en el cortejo fúnebre y que actualmente se encuentra en el Hospital Parroquial de San Bernardo"
La muerte de Kevin Garrido es una muestra más de la violencia que se vive al interior de las cárceles chilenas. Según un informe citado por La Tercera solo entre 2011 y 2016 se registraron 886 muertes de personas privadas de libertad en 59 centros penitenciarios del país. Según el mismo informe 297 de estas muertes fueron por riñas o agresión que tienen como principal causa el grave hacinamiento vivido por los reos al interior de los penales. El resto de los presos muertos fueron por enfermedades y suicidios.
Este caso se suma a una larga lista de muertos derivados de las precarias condiciones de vida que tiene la población penal del país, obligada a vivir bajo condiciones infrahumanas derivadas de un sistema de cárceles privatizado que ha mantenido altos niveles de precariedad, violencia y hacinamiento en su interior. Además, se suma a otros casos emblemáticos como la masacre de la cárcel de San Miguel en donde murieron 81 reos, el de los presos ecuatorianos torturados en Santiago 1, o el de Lorenza Cayuhán obligada a parir engrillada, entre tantos otros. Una realidad que hace años se viene denunciando por parte de organizaciones de familiares y de derechos humanos y que puede alcanzar aún mayores niveles de violencia, mientras el Estado continúe profundizando tanto el modelo carcelario como el miedo a la sórdida realidad que se vive al interior de las prisiones en Chile.
Fotografía Principal: El Mercurio