Un importante fracaso sufrió el proyecto de Constitución del Partido Republicano, la UDI y RN. Una derrota de sus principales rostros, Evelyn Matthei y José Antonio Kast, que alarga todavía más la crisis de toda la institucionalidad chilena, mantiene una Constitución ilegítima y le da algo de aire un Gobierno que estaba arrinconado.
Por Alejandro Baeza
Con el 99,55% de las mesas escrutadas, la opción "A Favor" obtuvo un 44,24% mientras que el "En Contra" se impuso con un 55,76%, lo que representa una contundente derrota del proyecto de Constitución que propuso el Partido Republicano junto a Chile Vamos, prolongando además, la grave crisis institucional que viene arrastrando el país desde hace años, sin siquiera poder solucionar el problema constitucional, manteniendo una carta magna ilegítima.
Una derrota que se produce a pesar de los esfuerzos ingentes que realizaron los medios de comunicación para mejorar la imagen de la propuesta y promover el voto «A favor», con maniobras de último minuto para vincular casos de eventual corrupción en partidos oficialistas y el indulto a presos del Estallido con el voto En Contra.
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Una victoria pírrica para el progresismo que le da algo de aire un Gobierno que venía de meses de crisis y derrotas que le habían arrinconado a flotar con poco margen de maniobra.
A su vez, deja bastante debilitado a quienes se presentaron a la opinión pública como los principales rostros de la opción derrotada, tanto Evelyn Matthei de la UDI como -principalmente- José Antonio Kast de republicanos.
Es más, el ultraderechista Partido Republicano llegó a la etapa final de este proceso mucho más que dividido, con nombres importantes como Tere Marinovic, Rojo Edwards y el mismo Kast tratándose entre sí de traidores y mentirosos.
Cabe recordar que este proceso fracasado fue una alternativa creada por la clase política para salir de la crisis y contó con una gran hegemonía de la derecha y el partido ultraderecha de «republicanos», presidido por José Antonio Kast, tanto así que fue bautizada popularmente como kastitución.
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En el escenario actual, la crisis de deslegitimación de la institucionalidad que desembocó -entre otras causas- en el Estallido Social, se mantiene intacta, sin ninguna modificación. No sólo conservando la ilegítima Constitución de Pinochet, sino que con una clase política que echó por tierra dos intentos democráticos por superar al menos este aspecto de la crisis y prefirió aferrarse al statu quo en lugar de permitir una salida institucional a la crisis política.
Así, se prolonga el periodo de inestabilidad y no hay luces de cómo ni cuándo se podrá salir de ésta. Con una ultraderecha que venía con fuerza pero pierde mucha energía con esta derrota y movimientos sociales dormidos sin capacidad de articular opciones ni movilización en las calles.