Durante la jornada de ayer martes, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, concretó una de sus principales promesas de campaña y anunció la fecha para el referéndum para preguntar a la población si quiere independizarse del Reino Unido, el que se celebrará el 19 de octubre de 2023. Otra consecuencia del Brexit que sigue trayendo coletazos en la política británica.
Por Alejandro Baeza
«Puedo anunciar que el gobierno escocés propone que el referéndum de independencia se celebre el 19 de octubre de 2023», dijo Sturgeon la tarde de ayer martes ante el Parlamento, enfatizando que «ha llegado el momento de la independencia de Escocia».
No obstante, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, ha declarado en repetidas ocasiones que hará todo lo posible para no permitir celebrar el segundo referéndum porque el pueblo escocés ya expresó su voluntad en 2014.
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El referéndum independentista de 2014 tuvo una altísima participación, cerca del 85% del padrón, donde la opción de permanecer en el Reino Unido se impuso con el 55,3% de los votos contra el 44,7% de los soberanistas. Sin embargo, uno de los principales argumentos de la campaña unionista fue precisamente que la eventual independencia de Escocia implicaría salirse de la Unión Europea y renegociar su entrada, situación que cambió drásticamente tras el Brexit. Pues cabe recordar que en la consulta respecto a la permanencia del Reino Unido en la UE, Escocia votó por amplia mayoría (67,2%) continuar en el bloque continental, siendo los más europeístas de todo el reino, por lo que una eventual victoria del soberanismo en un potencial nuevo referéndum es un escenario más que probable.
Sin embargo, Escocia necesitaría la aprobación de las autoridades británicas para hacer vinculante esta cita.
Finalmente, cabe recordar que su propia historia vive Irlanda del Norte, otro territorio en que el independentismo ha ganado mucha fuerza tras el Brexit y la idea de una reunificación con la República de Irlanda vive sus momentos más fuertes en años luego de la victoria de mayo pasado donde el izquierdista partido republicano independentista Sinn Féin -heredero político del IRA- se convirtió en la fuerza mayoritaria en Irlanda del Norte poniendo fin a 101 años de hegemonía de unionistas pro británicos.