Por Juan Contreras Jara / resumen.cl
La semana pasada, el Congreso argentino denegó, mediante una ajustada votación, la aprobación del aborto libre en el país trasandino pese a la histórica, constante y sistemática movilización por parte del movimiento de mujeres y feminista trasandino, que presiona hace ya 14 años por esta legislación. A pesar de la intransigencia de la mayor parte de los senadores del país, la politización y participación del movimiento social por el aborto solo aumentó en el país vecino y la solidaridad con éste también, lo que da a entender que su aprobación solo es cuestión de tiempo.
Las muestras de apoyo al aborto libre en Argentina se expresaron a lo largo de América Latina, Europa, África e incluso desde Kurdistán, con saludos de apoyo desde las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ). Chile no fue la excepción: el pasado 8 de agosto, mientras al otro lado de la cordillera se votaba la legalización del aborto, aquí el movimiento feminista apoyaba y solidarizaba con dicho proceso legislativo a través de distintas expresiones. En Concepción, por ejemplo, diversos grupos feministas se reunieron a las afueras del consulado argentino, para presionar y visibilizar la demanda del aborto de sus pares.
Puedes ver: Mujeres se manifiestan frente al consulado argentino en Concepción en apoyo a proyecto de aborto legal
Si bien el debate por el aborto libre se viene dando hace más de una década en Argentina, al parecer a los legisladores el mensaje aún no les ha quedado claro. Muestra de esto, fueron las desafortunadas declaraciones de distintos senadores, como las de Alfredo de Angeli, que expresó que "A mi madre, como a muchas, jamás se le hubiese pasado por la cabeza practicar un aborto. Y no era por ser religiosa: era por la dignidad de ser madre." Por otro lado, la senadora Silvina García Larraburu comentó que "este es un proyecto que nada tiene que ver con nuestra idiosincrasia e identidad. Es una solución escandinava que en muchos aspectos está cercana a Haití". Y así la lista puede seguir.
En Argentina se deliberó en contra de la legalización del aborto, pero sin duda alguna, el movimiento feminista y de mujeres a lo largo de América Latina y por supuesto en Chile, sigue fortaleciéndose. Sobre el contexto actual de la lucha de las mujeres por el derecho al aborto en nuestro país y las repercusiones del movimiento feminista en Argentina, conversó con Resumen Claudia Dides, Socióloga y Magíster en estudios de género, además de directora de la fundación Miles.
Esta histórica demanda se reactivó el año 2009 con el proyecto entorno al aborto en tres causales, fue una lucha que hicimos los movimientos feministas y organizativos que trabajamos en ello en estos últimos 7 años. Porque una cosa es la discusión del proyecto de ley y otra, es todo lo previo que se hace para que el tema pueda ser parte de la agenda pública.
Esto sin duda marcó un hito, porque en 2010 por primera vez en Chile y en el marco de un gobierno de Piñera, se discute la idea de legislar en el Senado, que por supuesto se pierde, pero marco un hito: por primera vez después de volver a la democracia, es posible debatir tanto en una comisión y en una sala la idea de legislar sobre el aborto. Luego en 2013, presentamos un proyecto de ley de aborto en tres causales que fue considerado por la ex presidenta Bachelet y que obviamente termina una ley que se la que conocemos este año.
Este es un tema que viene desde hace muchos años -que hoy día exista un movimiento de mujeres que está promoviendo el aborto legal y seguro es parte de un proceso histórico y de todo lo que se ha hecho en torno al tema. Sobre el aborto, los hitos se unen y generan un marco general, que es lo sucedido en Argentina, porque no hay que olvidar que ellas llevan una lucha de 14 años y el hecho de que hubiesen perdido por 6 votos es lamentable, porque no se gana la ley. Pero el tema está puesto tanto en América Latina como en el mundo. El pañuelo verde es un símbolo para todo el planeta. No tengo duda que va a ver una ley de aborto legal y seguro en Argentina.
Hay una cuestión que tiene que ver con la autonomía de las personas, en este caso con la autonomía de las mujeres, del derecho a decidir qué hacer con su cuerpo. Es un derecho humano poder elegir libremente respecto a las decisiones que tiene que ver con la salud sexual y reproductiva. No hay ningún tratado internacional ni convención que hable de que el aborto es un derecho humano.
El problema es que a las mujeres, históricamente, se les ha identificado como las reproductoras de la humanidad y evidentemente, tenemos la capacidad, pero es un rol asignado culturalmente, porque hay muchas mujeres que deciden no tener hijos o que no pueden tener hijos, por lo tanto aquellas que no pueden o no quieren, no tienen por qué ser mal vistas por no cumplir con su rol tradicional que tiene que ver con la maternidad.
La maternidad tiene un carácter evidentemente biológico, porque somos quienes parimos, pero también tiene detrás una construcción cultural. El problema es cuando todos los roles de las mujeres están asociados a la maternidad. Entonces, cuando nos encontramos con la noticia de que las escuelas de medicina en Japón bajaron los puntajes a mujeres para que no siguieran estudiando porque iban a ser madres, me parece que es una respuesta ejemplificadora de cómo se toman las decisiones y como se divide la sociedad en términos de trabajo. La división del trabajo siempre se ha hecho pensando en la maternidad. Recién ahora se instauró lo referido a las salas cunas como un derecho universal y eso tiene que ver con una mirada patriarcal y machista del rol de las mujeres.
Con respecto a la normativa llevamos apenas seis meses con esta ley y es muy poco, pero por ejemplo, aún no hay un reglamento de objeción de conciencia, que es grave un error del actual gobierno. Mientras más tarde ese reglamento, más demoraran las mujeres en tener acceso a toda la información. Segundo, tener a más de la mitad de los médicos ginecoobstetras contratados por el servicio de salud del estado y que son objetores de conciencia, evidentemente provocará un obstáculo.
Lo tercero es que hay poca información con respecto al tema, no se está capacitando al personal de salud en las nuevas técnicas que son parte del progreso científico para interrumpir el embarazo. Por otra parte, hay mujeres que deambulan en los hospitales porque carecen de información y están invocando a los comités de ética, cuando la ley no lo permite. La decisión de interrumpir el embarazo la toma la mujer y no los médicos. El estado no está informando.
Por supuesto que es una victoria, tuvimos por más de 28 años una ley que penaliza totalmente a las mujeres por abortar y hoy día tenemos una que por lo menos permite abortar en estas tres causales. Hay que recordar que, como se espera suceda en Argentina, en la mayoría de los países latinoamericanos y el Caribe tienen el aborto bajo causales, salvo en Uruguay, Cuba, Ciudad de México. La evaluación es positiva, porque tenemos estas tres causales, al igual que Colombia, Perú o Brasil, pero falta llegar a un aborto por plaza, que quiere decir hasta las 14 semanas, que es lo que corresponde en cualquier país civilizado.
Yo creo que ellas sentaron las bases en cuanto a la posibilidad de movilizarse por un tema que cultural y socialmente está aceptado, son las elites de poder las que no son capaces de dar el paso para dar cumplimiento a lo que las mujeres desean. Las argentinas tuvieron una fuerza importante que es producto de 14 años de trabajo, ahora hay que ver como se mantiene este trabajo en los próximos años y que ellas puedan presentar un nuevo proyecto de ley en 2019.
Hay que ver cómo cambian las correlaciones de fuerza, pero evidentemente, esto va a producir que en todos los países latinoamericanos se comiencen a presentar proyectos de ley en torno al aborto. No necesariamente van a ser aprobados, sin embargo, lo que podría pasar -que es lo que ha ocurrido con la eutanasia-, es que se apruebe la idea de legislar en alguna comisión y eso ya produce un debate democrático, esto en el ámbito de la ley.
Por otra parte, hay un cambio cultural profundo en muchos países de Latinoamérica, que se da en torno a la conversación que se produce gracias a lo que hicieron las argentinas. El aborto legal, seguro y gratuito es un tema que hoy en día se conversa en las universidades, en los medios de comunicación, en los espacios familiares y a eso apuntamos nosotras con el aborto en tres causales. A que se instale en la conversación: el cambio viene para quedarse.
Es una de las demandas más fuertes, eso tiene que ver con que ahora en el contexto latinoamericano es lo que más se está discutiendo, pero no es la única. Hay una demanda que me parece muy importante y que no hay que dejarla de lado y que tiene que ver con la violencia integral, porque ahí aparece también que es violento que no te den la posibilidad de abortar cuando tú lo decidas. Detener la violencia integral es una demanda del movimiento feminista al igual que el aborto legal y seguro.
Otro punto tiene que ver con las brechas salariales de las mujeres y todo lo que tiene que ver con pensiones y salud. En la medida que sigan existiendo planes con útero -para decirlo de una manera coloquial- hay muchas situaciones de inequidad y desigualdad profunda, que se relacionan con el sistema patriarcal. Las demandas del movimiento feminista son violencia de género, aborto, pensiones-salud y brecha salarial. Esos cuatro puntos son parte de la agenda feminista.
Son los tres poderes del estado, más el cuarto que es el Tribunal Constitucional. Creo que también los medios de comunicación que están poniendo ahora recién el tema en la palestra y por supuesto la iglesia, pero yo me referiría a estos cuatro grandes poderes, en términos estatales, que son los que deciden que pueden y no hacer las mujeres. El gobierno, el parlamento, el poder judicial y el cuarto, el Tribunal Constitucional, porque estos temas terminan siendo parte de este organismo.
La Iglesia Católica, con el porcentaje de apoyo que tiene de un 38%, lo más probable es que no hablen mucho del tema, de hecho no hablan mucho del tema en los medios de comunicación, a pesar de todas las movilizaciones […] Son los mismos poderes fácticos que han sido eternamente contrarios a los avances de los derechos de las mujeres, como fue el caso de la anticoncepción de emergencia, el aborto en tres causales, el divorcio o los temas de violencia intrafamiliar.
Primero, seguiremos trabajando en torno a la Ley de aborto en tres causales, vamos a hacer mucha discusión y debate político social sobre el aborto legal y seguro, por supuesto con la construcción de evidencia, que de eso ya hay mucha. Otra cosa es levantar proyectos de ley o apoyar proyectos de ley presentes hoy en el país, ojalá tener injerencia en alguna comisión que significa pasos interesantes en términos políticos. Principalmente, seguiremos instalando el debate social y cultural con respecto al aborto, como ya se instaló en Chile el de la violencia sexual.