El día 3 de enero de 1974, el secretario ejecutivo del Comité de Ayuda a los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), Samuel Nagelach, informó en una conferencia de prensa en Santiago de Chile que hasta ese día, y con financiamiento de la organización que dirigía, abandonaron Chile más de 3 mil extranjeros, mayoritamente, refugiados políticos avecindados en Chile tras los golpes militares en Brasil, Uruguay y Bolivia, más otros que se encontraban en esta condición tras el golpe de Onganía en Argentina.

Joaquín Pérez

Samuel Nagelach informó que otros tres mil abandonaron el país por sus propios medios, y que dos mil ya contaban con los pasajes y recursos para hacerlo durante el mes de enero de 1974, con lo cual se estima que solo los primeros meses del golpe más de 8 mil extranjeros abandonaron el país, gran parte de ellos, destacados profesionales e intelectuales.  Chile se había transformado en un paraíso, que atraía cerebros de todo el continente y que tras el golpe se vieron obligados a volver a exiliarse.

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De los refugiados sacados de Chile por ACNUR, el mayor numero es de brasileños (688) seguido de uruguayos (619), bolivianos (582), argentinos (352), peruanos (171), venezolanos (158), colombianos (137), ecuatorianos (136).

La misma ACNUR estima que el total de refugiados políticos que permanecían en Chile durante el gobierno popular llegaban a 12 mil, por lo que ACNUR seguía tratando de ubicar a las familias para conocer su situación y ver si necesitaban algún tipo de apoyo para salir del país.  Se organizaron 26 Centros de Recepción para Refugiados: Estos refugios se fundaron bajo el mandato del Decreto que formó CONAR.  Había 15 centros en Santiago y 11 en las provincias.

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En nuestro país, en paralelo al Comité Pro Paz, propiciado por diversas iglesias y liderados por el cardenal católico Raúl Silva Henríquez y el obispo luterano Helmut Frenz, se había constituido en octubre de 1973, el Comité de Apoyo a los Refugiados (CONAR), presidido por Frenz, que fue vital en la ayuda a los refugiados y nexo para el posterior trabajo de ACNUR.

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Cabe señalar que las dictaduras latinoamericanas coordinaron sus aparatos represivos en el denominado Plan Cóndor, a través del cual comenzaron a detener y hacer desaparecer perseguidos políticos de toda la región no importando el país donde estos se encontraran.

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Imagen de referencia: Funeral de Nilton da Silva, exiliado brasileño, estudiante de pedagogía en castellano en la Universidad de Chile y militante del MIR.