Darío Núñez / resumen.cl
Los recientes escándalos de corrupción en que se han visto involucrados una significativa cantidad de personeros de todos los sectores de la clase política chilena, han vuelto a poner en entredicho y en el tapete, el manejo que, a espaldas de la ciudadanía, las autoridades del país han hecho de nuestras riquezas naturales. Entre otra variedad de situaciones oscuras y vergonzosas, por supuesto.
La suerte del cobre ya había sido sellada hace años por la despreciable traición de los gobiernos concertacionistas que sacrificaron el interés nacional para congraciarse con el imperio yanqui y los capitales extranjeros regalándole la explotación del principal producto mineral de Chile. En 1971 el cobre fue nacionalizado; en 1973 el 94% de la producción cuprífera chilena era estatal. Pese a que la ley de nacionalización señala de modo irrefutable: "El cobre es de manera absoluta, exclusiva, inalienable e imprescriptible de propiedad del estado chileno", hoy esa cifra no llega al 30%. La desnacionalización, impulsada por la dictadura, ha sido llevada a cabo con diligencia servil por los gobiernos de la Concertación y con voracidad de rapiña por los intereses empresariales extranjeros y chilenos. Codelco es el único bastión de reserva que va quedando. Ahora, las rapiñas empresariales y políticas le han echado el ojo al litio chileno, el valioso mineral de los tiempos modernos y futuros.
Los negocios y malabarismos de la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), que controla el tenebroso Julio Ponce Lerou, el ex yerno del tirano Pinochet, han posibilitado la compra de voluntades políticas de todos los pelajes mediante el vulgar mecanismo de financiar las campañas políticas de políticos amorales que defraudan al estado y estafan a la población. Hace unos años, consiguió que el Subsecretario de Minería del gobierno de Piñera, el UDI Pablo Wagner, sacara el litio de su categoría de producto estratégico del estado y le regalara una licitación trucha conque SQM se adjudicó la explotación del mineral por los próximos 20 años; a cambio, claro está, de una suculenta suma de dinero destinada a la cuenta personal de Wagner que hoy lo mantienen procesado por el caso Penta y su arista derivada SQM.
Hace unos meses, se develó que Ponce Lerou tenía en su carpeta de sirvientes políticos una impresionante red de parlamentarios, ex parlamentarios, funcionarios de gobierno, ex funcionarios de anteriores gobiernos, es decir, de todo el espectro del establishment para que nada quedara librado al azar. Con el correr de la causa judicial que investiga estos casos de fraude al fisco y otros delitos conexos (soborno, cohecho, etc.) se han seguido agregando nombres y funcionarios a esta red de corrupción; uno de los últimos en ser develado fue el del ex ministro de interior del actual gobierno, Rodrigo Peñailillo, lo que le significó ser relevado del cargo y enfrentar luego los requerimientos de tribunales.
La clase política chilena es un asco. No solo han traicionado los intereses nacionales sino que han abandonado toda decencia moral, todo valor ético, para regalar los recursos naturales y bienes del estado a los empresarios y, de ese modo, aferrarse a las migajas de poder que le conceden los dueños del país.
Chile: mayor productor mundial
El litio es un metal alcalino que no existe en estado libre en la naturaleza, sino solamente en compuestos. Es un metal blanco plateado, blando, dúctil y muy ligero, que se corroe rápidamente al contacto con el aire; se utiliza en la fabricación de acero, en esmaltes y lubricantes, y en medicina bajo la forma de carbonato de litio.
Es considerado un mineral estratégicamente muy importante. Chile es el mayor productor de litio del mundo, con 41% de la producción mundial, seguido por Australia (20%), China (14%) y Argentina (11%); el decreto ley 2.886 de 1979 lo declara como reserva estratégica del estado.
El litio se presenta de dos formas en la naturaleza. En yacimientos y salmueras. Chile no posee litio como yacimientos, pero si en salmueras. Las salmueras de los salares son explotadas por diferentes intereses, fundamentalmente por el litio, potasio y boro, dependiendo de la cantidad que contengan de cada elemento. En otras palabras, no todos los salares tienen salmueras con contenidos de litio que sean posibles de explotar o que hagan factible plantearse su explotación. Las salmueras se encuentran a cierta profundidad y no en todos los salares se presentan de igual forma. Por ejemplo, en el Salar de Atacama las salmueras se extraen desde 30 metros de profundidad.
La reserva mundial
En Sudamérica se localiza la mayor reserva mundial de este mineral. Aquí se encuentra lo que se ha bautizado como "El Triángulo del Litio", cuyos ejes o vértices lo forman e incluyen el Salar del Hombre Muerto, ubicado en Argentina, el Salar de Uyuni, en Bolivia, y el Salar de Atacama en Chile; a ellos se suman los salares que se ubican dentro del área comprendida, todos se localizan en altura, más precisamente en la región de la Puna de Atacama.
Aunque en la zona no existen industrias que trabajen propiamente con el material, el trabajo que se realiza se limita únicamente a la extracción del mineral por empresas mineras extranjeras que exportan el material a naciones como Alemania, China, Estados Unidos, Países Bajos,Reino Unido y Rusia, entre otros, o a empresas como LG Group, Toyota, Mitsubishi y baterías Magna, entre otras; sin embargo, son pocas las iniciativas de cooperación que se han concretado entre algunos países del triángulo de litio y naciones desarrolladas que cuentan con la tecnología para el aprovechamiento integral del litio.
Según expertos, la zona del triángulo contiene recursos de litio equivalentes al petróleo existente en Arabia Saudita y es considerado como un «recurso estratégico» por su proyección a futuro debido a que el litio es un insumo imprescindible para la alimentación de energía en celulares, computadoras, autos modernos (híbridos y eléctricos) y a una amplia gama de tecnologías como vidrios, cerámicas, grasas lubricantes, en la industria farmacéutica entre otros, por lo que en los últimos años la zona es fuertemente apreciada tanto por países extranjeros como locales y por mineras y empresas privadas y multinacionales, siendo estudiada por los interesados a fin de conocer su verdadero potencial industrial.
El litio procesado se utiliza en las siguientes aplicaciones industriales: 29% a la fabricación de baterías para automóviles y productos electrónicos de consumo masivo 20% dirigido a la producción de aluminios 20% en confección de vidrios y cerámicas 18% destinado a múltiples industrias 13% volcado a la fabricación de lubricantes. Actualmente, las dos empresas que en Chile explotan este metal son la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) y la transnacional Rockwood, ficticiamente llamada Sociedad Chilena del Litio (SCL).
El consumo de litio se duplicó en los últimos años, pasando de 45 mil toneladas de carbonato de litio a principios de los noventa, a superar las 100 mil toneladas los años 2007 y 2008. Se espera que la demanda total alcance entre 180 mil y 200 mil toneladas en 2020 y entre 320 mil y 350 mil en 2030. Chile tiene una reserva de Litio (en salmueras) estimada en al menos 6.9 millones de toneladas, las cuales, valorizadas al precio promedio del mercado internacional (US$ 6.500 la tonelada), alcanza a 44,8 billones de dólares. Chile, que lidera el mercado tiene una capacidad de producción de 62.000 toneladas, pero puede aumentarlas a 73.000 toneladas.
Las concesiones de Piñera
El año 2012 el gobierno de Piñera, con la conveniente intervención del subsecretario de minería Pablo Wagner y del ministro de economía Pablo Longueira, le otorgó la explotación del litio a la SQM de Ponce Lerou por un período de 20 años. El ahora procesado Wagner declaró entonces con toda desfachatez: "este proyecto permitirá a Chile recuperar el liderazgo que siempre debió tener en la explotación del Litio"; liderazgo que la compañía privada pretende recuperar en los próximos 20 años de concesión del mineral. La soberbia de Wagner no se sustentaba solamente en su propio interés en servir a SQM sino también en la existencia de la amplia red que Ponce Lerou tenía montada en la clase política. La licitación fue finalmente anulada porque se le otorgó fraudulentamente a SQM cuando la minera no metálica mantenía un litigio con el Estado de Chile y dejó formalizada por delito de falsificación de instrumento público a la ex jefa jurídica del Ministerio de Minería, Jimena Bronfman. Wagner y compañía evitaron la formalización y de paso no cobraron la boleta de garantía de 4 millones de dólares que SQM había dejado en en proceso.
El economista Manuel Riesco, en declaraciones a radiouchile.cl, lamentó en aquella oportunidad que el Estado no estuviera involucrado de manera directa y potente en la explotación del "oro blanco", por ejemplo a través de Codelco. "Si se quiere explotar el litio tiene que explotarlo Codelco, pero además hay que quitarle las concesiones a SQM, si esto es un escándalo. ¡Cómo es posible que este señor se haya quedado con algo que nos pertenece a todos y en función de eso pase a ser ahora el segundo hombre más rico de Chile! El país tiene que detener esto y SQM tiene que volver al control estatal, esta privatización fraudulenta tiene que ser terminada, pero lo primero que hay que hacer es que Corfo tiene que terminar con todos los contratos que tiene del litio con Soquimich", indicó Riesco.
El año 2014 Michelle Bachelet creo la Comisión del Litio, de la cual Riesco fue partícipe y cuyo informe final fue entregado en enero del 2015, concluyó aconsejando al ejecutivo que debía ser una empresa estatal o bien mixta quien debía hacerse cargo de la explotación del mineral. No obstante aquello, desde altas esferas del gobierno -incluso desde CORFO- han señalado el interés de que el Litio sea explotado por empresas privadas.