Por Joaquín Pérez / Resumen.cl
Paulina Aguirre Tobar tenía 20 años cuando la noche de aquel fatídico 29 de marzo de 1985, mismo día en que son asesinados Rafael y Eduardo Vergara Toledo. Es emboscada en una parcela donde arrendaba en el sector El Arrayán comuna de Lo Barnechea en Santiago, por agentes de la denominada Brigada Azul de la Central Nacional de Informaciones (CNI) comandados por Álvaro Corbalán. El autor material del asesinato de Paulina fue el ex mayor de carabineros Miguel Ángel Soto Duarte.
La CNI había sido advertida por la propietaria de la parcela donde vivía, la que producto del terremoto del 3 de marzo de 1985 quedó afectada. Paulina se trasladó a vivir con sus abuelos a Macul, sin embargo en una pared agrietada por el terremoto trabajadores encontraron armas y municiones. Alertados los organismos represivos esperaron su regreso. La noche del 29 de marzo de 1985 llegó hasta el Arrayán, donde fue asesinada.
A sus cortos 20 años, Paulina era un cuadro político militar del MIR y de la Resistencia Popular a la Dictadura. Ya a los 15, pidió ingresar a militar en el MIR, siendo aún estudiante secundaria del liceo Valentín Letelier, teniendo perfectamente claro lo que era vivir en dictadura. De niña vio a su padre Luis Aguirre Smith, militante del MIR detenido y torturado en Calama y posteriormente trasladado a la Penitenciaria a Santiago, desde donde es desterrado al exilio en Francia. También conoció la vivencia de sus tío Pedro, trabajador de Chuquicamata, recluido en la cárcel de Copiapó y su tío Carlos Acuña Alvarez fusilado en Antofagasta.
Exiliados su padres, Luis Aguirre en Francia y su madre, María Eugenia Tobar Andrade, en Suecia, Paulina permanece en Chile, y en 1980 pide ingresar en el MIR, luego que su padre reingresa clandestinamente al país. Pasa a la clandestinidad con el nombre político de "Luisa".
En palabras de su propio padre: «Ella quiso luchar contra los crímenes cometidos por la dictadura. Esperaba crear una sociedad más humana, justa e igualitaria». Por ello no dudó en asumir el compromiso político a cabalidad, Paulina sale de Chile y recibe instrucción militar en Cuba, para reingresar clandestina nuevamente al país.
En una carta a su padre Paulina le escribió:
«Cuando el dolor, la sangre, el odio y la muerte son necesarios, miles de manos se tienden para tomar las armas. Acuérdense ustedes de mí siempre».