[resumen.cl] El candidato de ultraderecha se configura como una amenaza para toda América Latina y el mundo. Bolsonaro obtuvo casi 50 millones de votos en la primera vuelta de las elecciones de Brasil, y si este 28 de octubre se convierte en presidente, sus gestiones podrían incrementar la deforestación amazónica, así como el despojo para campesinos e indígenas. El candidato fascista también podría retirar a Brasil del Acuerdo de Paris, ya considerado insuficiente para hacer frente al cambio climático, lo que implicaría un retroceso de las iniciativas que buscan evitar una catástrofe planetaria, debido al papel determinante que juega Brasil como el principal país emisor de gases invernadero en América Latina.
Empresas multinacionales y latifundistas locales mantienen una nociva estrategia para generar productos agrícolas en regiones de América del Sur que tienen protecciones legales débiles. La agroindustria vegetal de monocultivos como la soja y agroindustria animal para la producción masiva de carne en Brasil, junto a la extracción mineral, son las principales amenazas para la selva amazónica, tanto en las áreas de prioridad de conservación biológica como en las tierras indígenas que aún quedan.
Precisamente, el avance de la deforestación y del despojo de tierras campesinas e indígenas en pos de intereses empresariales se desarrolla de la mano de organizaciones criminales que usurpan tierras mediante asesinatos con sicarios.
En este escenario, Jair Bolsonaro ha anunciado la fusión de los Ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, precisando que el jefe de esta cartera será «definido por el sector productivo». En el congreso brasileño, la agroindustria ya está representada por la denominada «bancada del buey».
Además el candidato fascista señaló que pretende llevar al congreso el debate sobre la demarcación de tierras indígenas y la autorización para la titularización de tierras y explotación comercial de áreas con prioridad de conservación biológica.
Brasil encabeza la lista de emisiones de gases invernadero en América Latina, con 486229 kilotones de dióxido carbono (CO2) emitidos en 2015, ocupando el puesto 12 a nivel mundial.
En septiembre, Bolsonaro había declarado que si sale electo presidente buscará retirar a Brasil del Acuerdo de París, cuyo objetivo es reducir las emisiones de gases invernadero que generan el calentamiento global.
El tratado había sido aprobado en 2015 por 195 países y fue considerado histórico aunque insuficiente ante el elevado incremento de las temperaturas promedio globales y el desarrollo de eventos climáticos cada vez más extremos y potencialmente catastróficos.
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En junio pasado Estado Unidos se retiró del tratado por decisión de Donald Trump, quien también había hecho lo propio en campaña amenazado con retirar a la superpotencia contaminante en caso de salir electo, promesa que lamentablemente cumplió.
La conservación selva amazónica juega un rol fundamental en el ciclo del carbono del planeta. La selva tropical más extensa de La Tierra ha registrado un aumento en la tasa de deforestación en los últimos años, según estimaciones del Instituto Nacional de Investigaciones sobre el Espacio de Brasil.
La pérdida de selva amazónica aumentó hasta las 800.000 hectáreas de vegetación entre agosto de 2015 y julio de 2016. En 2014 la cifra era de 620.00 hectáreas perdidas. Ahora, con una eventual entrada en vigencia de nuevas restricciones, esta tasa podría aumentar. La deforestación de la selva y sus incendios asociados generan un 10% de las emisiones de gases invernadero.
La eventual elección de Bolsonaro como presidente de Brasil no solamente amenaza la paz en América del Sur, los derechos de las mujeres, los pueblos indígenas, comunidad LGBT+ y la vida del pueblo pobre brasileño, sino también para la estabilidad del ecosistema amazónico, fundamental para la absorción de CO2 y reservorio de biodiversidad a nivel planetario.