A 49 años del golpe que dio inicio a la dictadura cívico-militar en Chile, y considerando las negociaciones que la clase política-institucional se encuentra realizando, recordamos la génesis de la actual Constitución: una clamada «comisión de expertos» que generó blindajes para la privatización y mercantilización de los derechos sociales actualmente en disputa.

Por J. Arroyo Olea

Ocho personas fueron las que compusieron la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución Política, más conocida como Comisión Ortúzar, y que generaron un anteproyecto de la carta magna en 1976, a solo tres años de iniciada la dictadura cívico-militar.

Encabezada por Enrique Ortúzar, la comisión tuvo como objetivo dar un respaldo al régimen y mantener su legado más allá de la duración de la dictadura, para lo cual se construyó una nueva Constitución vigente hasta la actualidad.

Originalmente, el grupo de personas «expertas» estaba compuesto, además de Ortúzar, de Jaime Guzmán Errázuriz, Alejandro Silva Bascuñan, Jorge Ovalle Quiroz, Alicia Romo, Enrique Evans de la Cuadra, Sergio Diez y Gustavo Lorca.

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Fotografía: El Ciudadano

Los clamados expertos entregaron a la Junta en octubre de 1978 las Actas de la Comisión, plasmando un proyecto político-ideológico que se ancló en distintas esferas de la vida social generando un bastión de la dictadura, que fue canalizado por la propia Junta Militar para su materialización.

A puertas cerradas, la elaboración del texto buscó diversos mecanismos para validarse en la sociedad, incluyendo la realización del plebiscito de 1980 donde se aprobó el texto, pero bajo un amplio margen de críticas respecto a su validez.

Fue el 11 de septiembre de 1980 cuando los resultados del plebiscito daban la aprobación a la nueva Constitución por 67% de los votos: sin padrón electoral y con un marco de vulneración sistemática a los derechos de la población, la dictadura apostó por anclar parte de su legado.

Hoy, a 49 años del golpe y a una semana del triunfo de la opción Rechazo sobre un proceso que habría dado término formal a la Constitución de la dictadura, la carta magna mantiene su fisura en la sociedad chilena, pero sigue en pie.

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Fotografía principal: Memoria Chilena