Agrupaciones han levantado la «Campaña Defensa Ribera Norte Chiguayante» ante el interés de extender la costanera por cerca de 10 km hasta el límite sur de la comuna. El proyecto está en etapa de estudio integral por parte de una consultora, mientras paralelamente organizaciones lo han cuestionado debido a los impactos que arrastraría y la existencia de al menos otros dos proyectos que apuntan a la descongestión vial.
Por J. Arroyo Olea
Los problemas viales en Chiguayante han sido una constante durante los últimos años, ante lo cual se han desarrollado diversos proyectos que apunten a la descongestión vehicular. En este contexto, recientemente el Ministerio de Obras Públicas anunció la apertura de la licitación para extender la costanera Concepción-Chiguayante incluyendo el tramo hacia 8 oriente.
Ante esta situación, vecinas y vecinos de Chiguayante se han movilizado en defensa de la ribera del río Biobío, que se vería afectada por la continuación de la costanera y planteando alternativas para la situación vial de la comuna.
En contacto con RESUMEN Elyur León, parte de a Campaña por la defensa del Biobío Ribera Norte Chiguayante y de Chiguayante Popular explicó diversas aristas e implicancias del proyecto que generaría profundas afectaciones a la comuna, la cual «constituye además una rica cuenca hidrográfica con presencia de cursos de agua como vertientes y cascadas que nacen en las colinas del cerro Manquimávida; algunas de ellas, forman humedales como el ubicado en las cercanías del estero Leonera en el sector sur de la comuna, otras vertientes o riachuelos como el canal papen atraviesan desde las alturas del Manquimávida, toda la anchura del territorio hasta llegar al Biobío».
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¿Qué amenazas enfrenta la población chiguayantina y la ribera del río Biobío actualmente? Específicamente respecto a proyecto costanera ¿Qué afectaciones puede arrastrar?
En relación a las afectaciones especificas del proyecto costanera (llamémosle así) las podemos clasificar en diferentes áreas, tales como las que se relacionan directamente con la pérdida del patrimonio natural, de la biodiversidad, como lo son los ejemplares de fauna, vegetación y reino fungi que cohabita el río, ribera y humedales; la profundización en la pérdida de los recursos hídricos tan críticos en este actual momento histórico, como lo sería una posible afectación al curso de aguas del canal papen, el humedal del sector los boldos y otros sub-humedales que se derivan de la rica red hidrográfica presente en nuestro territorio.
Pero también, junto a las y los compañeros/as de la Campaña defensa Ribera Norte Chiguayante nos preocupa con especial interés el deterioro histórico-cultural del río y su ribera para el pueblo chiguayantino. Es casi de perogrullo hablar de la importancia que los ríos tienen para sus pueblos, aquellos que nacimos en un entorno caracterizado por la casi omnipotente presencia de un río, experimentamos una relación simbiótica con él, y que se endosa en la memoria y espiritualidad de este colectivo.
Que duda cabe que nuestra identidad sociocultural está condicionada por la presencia del Manquimávida y el Río bíobío. Ambos, han sido desde antiguo transitados y habitados por los habitantes originarios, y con el paso del tiempo testigos del desarrollo y transformaciones sociales de este territorio. En lo que respecta, más particularmente al río, aún quedan vestigios de lo que se ha calificado como "patrimonio industrial" referente a estructuras que funcionaron con la histórica fábrica Caupolicán, luego Machasa.
Actualmente, la ribera del Biobío en Chiguayante es como desde hace décadas, (tal vez un siglo o más) regularmente visitado por familias enteras que gozan de este bello entorno. Décadas atrás fue usado como un balneario popular masivo, especialmente en tiempo de vacaciones, es decir, el río y ribera han sido históricamente, junto con el Manquimávida, los escenarios naturales en que el pueblo de Chiguayante ha ejercido su legítimo derecho al ocio, a la felicidad, al deporte y la sociabilidad.
La privación de estos derechos, que buscan sustituir con parques de cemento, carentes de áreas verdes y otro tipo de abominaciones, provocaría a largo plazo, inevitable profundas fisuras sociales, como anomia social, atomización, individualismo y pérdida de valores como la empatía, conciencia medioambiental y respeto a la biodiversidad, que son consecuencias propias de cuando las comunidades pierden sus espacios para recrearse y la oportunidad de que podamos convivir armónicamente con formas de vida no humanas. Es especialmente triste, pensar en una niñez sin derecho al acceso al río tan amado y característico del territorio de Chiguayante.
Se ha planteado el proyecto costanera como una solución a la congestión vehicular ¿Qué piensan ustedes sobre esta propuesta? ¿Qué otras alternativas le ven a esta situación?
Efectivamente, es el principal argumento "oficial" que se sostiene para justificar la implementación de este proyecto, aunque para nosotros es más objetivo de otros fines, específicamente empresariales. En todo caso, ello nos pone en una lucha de David contra Goliat, no solamente porque los intereses empresariales pro-extractivistas cuentan con recursos e influencias inalcanzables para nosotros/as, sino porque además nos supone una siempre difícil batalla en la disputa del sentido común.
De buenas a primeras, un proyecto que se ofrece como solución a la congestión vehicular y de mejoramiento de la infraestructura vial de uso público, suena maravillosamente bien. Este sentido común en disputa, es producto de las tensiones entre la cultura que disemina el modo de vida capitalista-neoliberal, desde la dictadura en adelante, y las resistencias culturas no hegemónicas a esta forma de ser cultural. Desde luego, que la cultura dominante ostenta de todos los medios para bombardear a la gente con sus lógicas de consumo, individualismo y de "progreso" capitalista. La cultura de la resistencia en cambio, dispone de medios y alcances mediáticos mucho más restringido por cuestiones materiales y de influencia.
Desde ahí, que, en buena parte del imaginario colectivo, esta idea de la Costanera representa en las personas algo muy positivo para mejorar la calidad de vida de cada individuo, usuario de un vehículo particular, y a lo sumo de su propia familia.
Pero todo aquello que se oferta como una "gran maravilla", también reviste cuestiones que sus promotores deciden omitir por completo, me refiero al valor ecosistémico de este complejo natural que son el Río Biobío, su costanera y humedales; además del alto importe histórico, cultural y espiritual dado por la posibilidad de que las personas puedan ejercer su derecho libre de acceder a estos lugares tan simbólicos e importantes en la configuración de su propia identidad.
Si bien el problema de la congestión vehicular puede situarse como un problema relativamente emergente en Chiguayante, la causa de aquello no pasa por la magnitud de la anchura del río o la existencia de flora y fauna silvestre, ni por la presencia de humedales que alojan aves estacionarias y nos protegen de inundaciones. El problema obedece a la nula regulación del crecimiento del parque automotriz, la industria inmobiliaria y de una concepción del desarrollo capitalista, que nos reduce muy ahistórica y despectivamente a la imagen de "ciudad dormitorio", es decir una ciudad dispuesta para el descanso y la explotación laboral en los grandes centros de trabajo como son habitualmente la conurbación empresarial Concepción-Talcahuano y que denota una pretensión del poder de asumirnos como habitantes de un lugar dormido, sin cultura popular, sin historia ni patrimonio vivo, que puede vivir y disfrutar de su entorno, apropiándose sana y colectivamente de su historia y de su geografía.
Tampoco se menciona que, producto del lento avance en la construcción de la misma carretera en el tramo Pedro de Valdivia-Lonco, los tacos ya son una realidad hace un buen par de años, asunto de todos los días hábiles de la semana, a causa de las mismas obras y del flujo de maquinarias. Yo dudo que, aún evaluando solamente el factor de la gestión del tránsito vehicular, los costos- beneficios se inclinen de manera favorable, considerando que así como están las cosas el parque automotriz seguirá creciendo a raíz de diversos factores ya señalados como la desmesurada expansión de empresas inmobiliarias, forestales en el territorio. Todo indica que será en cuestión de 4 a 5 años, cuando nuevamente esta bullada costanera sea escenario del mismo taco, pero sin ribera y con un río cada vez más flaco. En este sentido, creemos que los principales beneficiados sin duda serán las empresas forestales que hacen transitar su mercancía en horarios alternativos al del desplazamiento de la mayoría de la población, en un contexto de modernización regional de las rutas industriales, desde el Plan IRSA, pasando por MAPA, el puente industrial y la ruta pie de monte, todos son ejemplos que no pueden mirarse cada uno por separado sino que constituyen un mismo paquete de solución para resolver aspectos de la gestión de la eficiencia en la distribución mercantil del gran empresariado chileno. El llamado es a no confundirse.
Si fuéramos serios, y si la politiquería chilena hablara con la verdad, su preocupación declarada por el bienestar social, los haría concentrarse en mejorar o rediseñar por completo una red interconectada de transporte público eficiente y decente, que incorpore nuevos buses troncales para recorridos largos y buses de acercamiento a un más fluido servicio de transporte de tren de pasajeros, que claramente debe ser ampliado a otros lugares de la provincia y complementado con amplias y extensas ciclovías.
Hemos leído informes de CEPAL por ejemplo en que se evalúa la ineficacia y nula sostenibilidad de medidas como las que se proyectan con la construcción de la Costanera, y estos informes señalan que la solución al problema de congestión vehicular radica en desincentivar el uso del vehículo particular y no en incentivarlo, y menos a costa de los derechos de la naturaleza, vida y espiritualidad de los pueblos que habitan en ella. En cambio, se señala que medidas más sostenibles y conscientes con el medio ambiente son además de la inversión, reestructuración y gestión eficiente del transporte público, una mejor gestión de las rutas y caminos ya existentes mediante fijación de horarios de uso unidireccional y vías exclusivas.
En el caso de Chiguayante hay muchas obras que se vienen prometiendo hace tiempo y están pendientes, como el soterramiento de cruce O'Higgins, que hace poco está en el tapete gracias a vuestra investigación en que se demostró que la Municipalidad entregó información falsa a la opinión pública, respecto de que el proyecto no cuenta con un acuerdo entre el GORE y la Municipalidad, aquello fue solamente un capítulo más en esta politiquería del espectáculo que parece ya no sorprender a nadie. También está la obra relativa a la apertura de un nuevo cruce de línea en la intersección O'Higgins-Pinares que pueda además interconectar el acceso de vehículos de emergencia a los distintos a los Centros de salud familiar de Valle la piedra y Pinares respectivamente.
También en Chiguayante sur, existe una calle que es insólita, específicamente en el tramo que conecta Pinares con Libertad, que es calle La Marina, en cuyo tramo se transforma básicamente en un pasaje, donde aparte de que está en el radio de supermercados y un CESFAM, transita por allí la única empresa de locomoción colectiva por el sector Chiguayante Sur.
En síntesis, Chiguayante está atrasado en una serie de proyectos indispensables para mejorar la interconectividad y gestión vial, como lo son los soterramientos de cruces ferroviarios, nuevos cruces de línea y extensión de calles con adaptación flexible en el uso de la unidireccional de calles principales, etc. Pero también hay cuestiones de mayor envergadura que son una urgencia como la implementación de un plan (al menos provincial) de restructuración en la red de transporte público seguro, eficiente y plenamente interconectado. Sin embargo, un aspecto mucho más global pero no menos importante a la hora de velar por la sostenibilidad del territorio, es apostar a un cambio radical en las lógicas del desarrollo extractivista, sólo así, podríamos ver políticas públicas que ubiquen en el centro las necesidades de los pueblos y la naturaleza y no las necesidades del gran capital empresarial. Chiguayante siempre ha sido una tierra bella, llena de vida, diversa y popular, no una ciudad dormitorio.
Consultado respecto a las acciones que se han realizado, Elyur León señala que desde inicios de 2023 han trazado un camino organizativo, teniendo en consideración los proceso que han desarrollado comunas vecinas en defensa de su territorio como lo es Talcahuano, Hualpén y Penco. Así las cosas, han impulsado un plan de campaña que se encuentra en su primera fase de ejecución, con el objetivo de «instalar la problemática, hacerla conocida, entregar elementos que desaten el debate para hacerlo un asunto de cotidianidad, también esta parte de la campaña tiene como objetivo destacar la relevancia cultural y ecosistémica del río, su ribera y humedales presentes».
En este contexto, han realizado actividades en la propia ribera del río, un encuentro de organizaciones territoriales y diversos esfuerzos colectivos para fortalecer la Campaña Defensa Ribera Norte Chiguayante, a lo que se suma el vínculo con organizaciones sociales de la provincia de Concepción. Concretamente, indican, «estamos siempre disponibles a continuar haciendo aportes concretos con otras y otros que dan la pelea contra los megaproyectos extractivistas y por una vida distinta y mejor en toda su integralidad», siendo un ejemplo de aquello la lucha de la que han sido parte contra el mega proyecto de Transmisión Zonal Grupo 3 S/E Itahue- S/E Hualqui.
Acorde a su planificación, la campaña estaría pronta a terminar su primera etapa, durante la cual también han reunido información para construir un expediente que exija el proceso declaratorio del humedal urbano ubicado contiguo a la población Los Boldos «por la importancia que estas cuencas representan en el funcionamiento ecosistémico de los diversos territorios, más aún en el actual estado de vulnerabilidad en que se encuentran los ríos, humedales y lagos a lo largo de Chile».
Por otro lado, consultado respecto a la respuesta de autoridades políticas sobre esta situación, plantean que «nuestros esfuerzos se vienen materializando en la búsqueda de los encuentros entre las voluntades que estén dispuestas a defender sus territorios y transformar de manera integral este modo de vida, tanto en Chiguayante como en los territorios hermanos, y hasta con coordinaciones interregionales como el grupo que lucha contra las torres de alta tensión».
Así las cosas, pese a que inicialmente se mantuvieron esperanzas «de que el municipio declarara una posición favorable respecto de esta campaña», estas se cayeron luego que se presentara públicamente el proyecto «de manera oficial». Sin embargo, señalan, «ha sido inevitable que desde el mismo concejo municipal se hayan presentado reparos al proyecto Costanera, y mociones proclives a iniciar un indispensable proceso declaratorio del humedal aledaño a población Los Boldos que se ubica en la Ribera del mismo río Biobío».