"Mi mayor miedo es que mañana despertemos y siga todo igual" decía un cartel cargado por una chica en medio de las masivas protestas del Estallido Social en Concepción. Su miedo representa a gran parte del país, que ve la lentitud y somnolencia del gobierno como una amenaza a cualquier cambio posible.
Por Felipe Soto Cortés
Que no todo se puede cambiar en dos semanas, ni de un momento a otro. "Piano, piano" dice la ministra Camila Vallejo: ¿Cómo es posible que los dirigentes estudiantiles que en 2011 protagonizaron las intensas movilizaciones que dieron origen a un nuevo ciclo político pidan paciencia a la población?.
La prensa internacional no se lo explica: la generación de adolescentes irreverentes vive protestas estudiantiles y de derechos humanos a solo 2 semanas de su llegada al gobierno. Y carabineros actuó como lleva actuando hace tiempo: provocación, amedrentamiento, agresión. Y por supuesto que los estudiantes se confrontarán a la policía. Después de toda esta experiencia ¿Quién podría pensar lo contrario?.
Chile vive un intenso bombardeo de demandas de primera necesidad que no se suplirán con un llamado a la calma.
El gobierno actúa como si hubiéramos tenido un gobierno hace dos años y vaya sorpresa: la toma de espacios públicos por la delincuencia y el narcotráfico, la corrupción institucional y la impunidad de los delitos de cuello y corbata son muestra de que el gobierno de Piñera solo flotó y resistió por las vallas institucionales levantadas por una clase política agonizante.
¿Cómo pedir paciencia a quién le está faltando para el pan?¿Cómo pedir paciencia a quienes conviven con el narcotráfico y la delincuencia desbandada en sus barrios? ¿Cómo pedir paciencia a quien lleva meses sin trabajo? ¿Cómo pedir paciencia para impedir el quinto retiro?.
Piano, piano.
Hace unas semanas, días antes de asumir, desde el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género afirmaron que la política de cuidado y trabajo femenino generaría un impacto similar al de la implementación al Servicio de Salud en el siglo 20. Pero resulta que ese gran plan aún no existe, está en construcción.
Una vez asumidos, plantearon que el sueldo mínimo de 500 mil pesos era algo a lo que se iba a llegar al final del mandato, no al comienzo.
En realidad, nadie espera que lleguen a construir políticas cuando lleguen al gobierno -salvo quizás sus seguidores-. Dichas políticas ya debían estar construidas y su llegada implicaba su materialización.
Piano, piano.
Antes de asumir el gobierno y durante estas semanas de su gestión, varios analistas plantearon que una de las cosas que más costará enfrentar este gobierno es a las grandes expectativas que tiene la población sobre su mandato.
Pero ninguno de ellos aclaró que fue el propio gobierno quien generó y se comprometió a llevar adelante un proceso de grandes transformaciones.
Ni el fin del CAE, ni de las AFP dependen de una nueva constitución. Tampoco la disolución o reforma de carabineros.
Boric duerme la siesta.