Ocho muros que equivalen a más de 1260 mts2 se pintarán durante el evento de dos semanas que realizará en Puchoco-Maule, donde destacados artistas internacionales llevarán la historia de las minas a formato gigante.
Sofía Fernández Mora / resumen.cl
Desde el 14 al 28 de febrero muralistas de México, Perú, Ecuador y diversas partes de Chile, llegarán hasta el sector de Puchoco, en Coronel, para intervenir los antiguos y gigantescos muros de los edificios Chollín pintando las historias de los vecinos, herederos de una tradición minera invaluable.
27 millones de pesos se invirtieron en este proyecto gracias al Fondart Regional, Línea Organización de Festivales, Ferias y Carnavales, y un co-financiamiento de la Ilustre Municipalidad de Coronel, que para el alcalde Boris Chamorro Rebolledo tiene como objetivo «visibilizar a nivel internacional una zona rica en historia y patrimonio, que hasta ahora ha sido degradada por su condición de zona de sacrificio, cosa que estamos trabajando por transformar» señaló el edil.
El evento en el que participan muralistas como Farid Rueda (México) y Decertor (Perú) contará con encuentros con la comunidad, tour guiados por los muros y un evento de lanzamiento de lo que se transformará en el primer Complejo Museográfico de Puchoco con el único Museo a Cielo Abierto del Sur del País.
FRANCISCO MATURANA, PINTOR, DIRECTOR ARTÍSTICO DEL ENCUENTRO INTERNACIONAL MURALISTA DEL CARB"N
Cuando un plato gigante de la antigua fabrica de Fanaloza irrumpió en uno de los muros del Museo Histórico de Penco, la gente quedó impactada. Muchos se sacaban fotos con el mural, otros se acercaban a Francisco, su creador, para contarle historias que les recordaba ese mítico plato que estuvo en casi todas las casas chilenas. Hace dos años arribó a Coronel para retratar a las mujeres amasanderas de Puchoco, tuvo otras grandes experiencias como intervenir el Museo a Cielo Abierto de Teruel, España, hasta ahora que se enfrenta a un nuevo desafío: ser director artístico del Primer Encuentro Internacional del Muralismo del Carbón, en Coronel.
Cuéntanos un poco de tu experiencia en muralismo. ¿Cuándo partiste, ¿qué te motivó? y ¿por qué lo prefieres frente a otras técnicas?.
Comencé pintando graffiti en las calles de Curicó cuando tenía más menos 13 o 14 años. En un comienzo pintaba letras y palabras volumétricas que dentro del graffiti se conoce como graffiti 3d. Esto de a poco fue transformándose en algo más figurativo. Al no tener cámara fotográfica, tomaba imágenes de revistas viejas que encontraba y desde ahí armaba mis murales.
Me motivó el arte en general. La literatura, la poesía, la pintura, el cine, y algunos graffitis que veía en mi ciudad.
No lo prefiero frente a otras técnicas, creo que hacer murales es más bien un cambio en el soporte y las técnicas siempre pueden variar. En mi caso siento que llegué a usar este soporte por las condiciones y el entorno en el que crecí.
¿Cómo fue el proceso de trabajo en el Museo de Historia de Penco?
El proceso siempre tuvo algo de misterio. Como los murales se desarrollaban en el barrio industrial de la fábrica fanaloza, se acercaba gente que había trabajado haciendo las piezas que se estaban pintando. En la conversación te daban detalles del proceso real de la fabricación de estos objetos y otras anécdotas. Recuerdo un día en que estaba pintando con un color azul un área del mural que representaba un objeto de cerámica, que lo llamaban lecherito, y se acercó una persona y me contó que él había trabajado en la fábrica haciendo justamente ese color azul para pintar esa pieza.
¿Cómo puede un mural o el trabajo de un muralista reflejar la memoria colectiva o la historia e identidad de un territorio?
Pienso que el arte más allá de reflejar la memoria colectiva busca reflejar lo humano, y al mismo tiempo es un puente que nos acerca a lo que no comprendemos pero sabemos que existe.
La manera en que el pintor puede reflejar lo humano, o la memoria colectiva, es cuando por una parte, mira o contempla hacia afuera, pero más aún, dirige su atención hacia su propia realidad, y para crear toma con sinceridad de su vida, de su experiencia presente y pasada.
El arte creado con sinceridad, que consigue acercarse a lo humano, es prácticamente atemporal, porque, como diría Sabato, «está representando los grandes valores permanentes de la condición humana».
Es lo que hace por ejemplo que podamos leer las tragedias de Esquilo escritas hace más de dos mil años y aún nos conmueven.
Desde esta visión, la identidad, la memoria colectiva, y la historia particular de un territorio, pasan a formar parte de algo más profundo que nos trasciende a todos, y que es el lenguaje del arte el que lo puede manejar y traducir para nosotros.
Todo esto para mi es la gran diferencia entre el arte y el diseño.
¿Qué criterios usaste para seleccionar a los artistas invitado/as?
Para este festival, consideré principalmente a artistas que tuvieran un lenguaje personal, experiencia en este formato, y obras que reflejaran una atención hacia el contexto en el cual eran desarrolladas. Esta atención es particular en cada caso, y es lo que permite que las diversas miradas de los artistas incentiven el pensamiento crítico en quienes verán las obras.
¿Qué esperas de este encuentro?
Espero que Puchoco pueda sentirse orgullosa de poseer estos murales, los cuales sumarán a todas las otras riquezas que ya posee el territorio. Su arquitectura, sus tradiciones, sus oficios, el mar, su gente.
También me gustaría que para las y los artistas, pintar acá sea una experiencia especial que les permita llevarse algo consigo a casa.
En relación a tu experiencia en otras partes de Chile o el mundo, cómo crees que impactará este evento y posterior museo a la zona de Puchoco.
Pienso que al ser uno de los primeros encuentros internacionales de murales en la zona sur del país, esta idea debiese ser vista de buena forma y replicarse en otras zonas aledañas.
Desde tu perspectiva y considerando que ya realizaste un mural en este sector, ¿cómo lo describirías?
El mural que ya realicé pone la mirada en las amasanderas. Y es una imagen muy íntima del interior de la zona de los hornos. Donde ocurre todo este proceso de transformación de la masa al pan. Hay elementos que son característicos de allí, el mantel, el pan, la pizarra con anotaciones. Creo que cuando te paras frente al mural, das unos pasos, y te acercas a los hornos donde las mujeres están trabajando y miras en el interior, el mural te hace completo sentido y se revela. Es misterioso.
Foto de portada: Decertor.
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